Tu Adicción a la Pornografía

Tu Adicción a la Pornografía

Tabla de contenidos

La palabra pornografía, se ubica en el francés pornographie, tomando del griego, por un lado, el vocablo porné como femeninio de pornos, que refiere a la figura de la prostituta y, por el otro, el componente graphô por graphein, entendiendo la grabación, y que unidos dan cuenta de un pacto. Existe una doble cara expresada por quien se sustenta por esta actividad, referenciado en el griego como porneuô, y a quien se maltrata y esclaviza, descripto en el término griego pernanai

Según wikipedia el vocablo «pornografía» es un neologismo compuesto de las palabras griegas πόρνη (pórnē, ‘prostituta’) y γράφ- (gráph-, ‘lo escrito’) y el sufijo -ία (-ía, que forma abstracciones, ‘estados de’ o ‘sobre’ algún tema), tiene por lo tanto el significado de «descripción o ilustración de las prostitutas o de la prostitución». El uso más antiguo constatado data de la década de 1800, en francés (pornographie).

La pornografía como la conocemos hoy surgió con la invención de la fotografía y la tendencia de sacar fotografías a personas desnudas. 

Una de las revistas más emblemáticas es Playboy, fundada en el año 1953 por Hugh Hefner quien se convirtió en uno de los símbolos de la libertad y la revolución sexual que aconteció en el siglo pasado, y que por supuesto su revista se ocupó de difundir. Y su principal competidora, Penthouse, creada por el empresario Bob Guccione en 1965, que surgió con el objetivo de ganar a Playboy, mostrando un contenido mucho más provocador y crudo. Fuente. 

Historia y Evolución de la Pornografía

El concepto moderno de la pornografía, que prevalece en nuestros días, se define a partir de la comercialización masiva de material erótico en el siglo XIX durante el periodo de la Época Victoriana, abandonando su carácter erótico-artístico y público aristocrático, o al menos rico, y valiéndose de la producción en masa que definió la Segunda Revolución Industrial. La pornografía moderna consigue su mayor presencia a partir de la revolución sexual (Edad de Oro del porno) durante los años 1970, hasta la actualidad.

La distribución de películas pornográficas por Internet se desarrolló a partir del 2008. Primero por membresía, después por venta o alquiler de copias digitales (archivos). Y pronto se crearon plataformas pornográficas que están al alcance de cualquiera con precios reducidos e incluso en algunos sitios los usuarios pueden ver o descargar todo tipo de contenido porno, desde pequeños fragmentos de 10 minutos de duración, hasta películas completas de 1 hora o más, de forma completamente gratuita, lo que ha ocasionado enormes pérdidas financieras a la industria y como efecto colateral un descontrol generando que menores puedan tener acceso libre.

Las webs de pornografía que aparecen en los años 2000 son actualmente marcas administradas por la compañía de inteligencia informática Manwin Media (MindGeek) que es la compañía más grande de pornografía online en el mundo con estudios pornográficos Pero sitios como Vimeo por sus términos de contenido no tan estrictos, permite la circulación de pornografía, a pesar de no ser un sitio pornográfico, lo que denota una nueva cultura, la Generación XXX, acostumbrada a la pornografía.

Generación XXX

‘Hoy día, un menor tiene la pornografia a golpe de clic y en su propio móvil. Basta introducir la palabra porno para que aparezcan en apenas 0,23 segundos más de 5.720. 000. 000 de resultados desde los que se puede acceder a portales que ofrecen contenidos extremos de forma gratuita y accesible sin verificar la edad de los visitantes. El 50% de los niños de 11 a 13 años ha visto pornografía en internet. Y el 30% de los adolescentes accede a ello de forma accidental.’

Son datos de estudios realizados por la Asociación Dale Una Vuelta en centros educativos de España, la misma asociación que lidera la lucha para la regulación efectiva del acceso de los menores al porno y que ha lanzado la campaña Generación XXX para ofrecer información, prevención y recuperación de las personas que tengan adicción a la pornografía o un consumo problemático.

El 90 % de niños y niñas han visto porno antes de los 12 años, el 80% de los jóvenes que ven porno tienen comportamientos agresivos, según recoge un estudio de la Universidad de las Islas Baleares. Un contenido que, además, está lejos de reproducir unas relaciones y comportamientos sanos, dice Alejandro Villena, director clínico de ‘Dale una vuelta’: «Cerca del 88 % de los vídeos contiene agresividad física o verbal generalmente del hombre hacia la mujer». Esto produce que se agudicen las conductas violentas: «Se les va trasladando el mensaje de que el sexo es algo bruto, cosificante, donde se utiliza a las personas», sostiene Villena.

La media para el primer visionado está entre 9 y 11 años, apunta esta organización: «Están conformando su relación afectivo-sexual con lo que ven en la pornografía», dice la portavoz Blanca Elía.

El problema se agrava cuando se convierte en una adicción, según este experto: «Nos encontramos en los colegios con niños de 12 años que reconocen tener una adicción a la pornografía o un uso compulsivo». La adicción es una de las consecuencias a esta exposición temprana a la pornografía, apuntan.

Para estos expertos, que califican esta generación como ‘pornonativos’, consideran que hay que afrontar esta circunstancia como un problema de salud pública. Fuente.

Pornografía y Psique

Según la ciencia, la pornografía es un estímulo «supranormal» que activa los mecanismos de recompensa normales en nuestro cerebro pero lo hace a un nivel tan alto que lo percibimos como mucho más placentero que el estímulo excitante promedio. Y eso hace que nuestros cerebros se vuelvan insensibles y desarrollan la necesidad de estímulos aún más novedosos para alcanzar el mismo nivel de excitación y placer. Así comienza la espiral hacia consumir más porno duro/agresivo y en mayores cantidades.

Y así es cómo muchos hombres pueden desarrollar una adicción psicológica a la pornografía y ésta puede comenzar a interferir en su vida sexual y social. 

Se ha descubierto que la adicción a la pornografía produce ansiedad, baja autoestima y disminución de la identidad, además de sentirse más aislado. Y por efecto dominó nos lleva a que la pareja femenina empiece a sufrir sentimientos de vergüenza e insuficiencia provocando problemas sexuales en la relación, un deterioro de la confianza y la seguridad y una percepción de rechazo por ambas partes (el hombre porque ya no le atrae su mujer físicamente y la mujer porque se siente inferior o porque su hombre le hace cosas que han pasado de ser eróticas a violentas o porque lo vive como una infidelidad ya que prioriza ver porno mientras se masturba que a ella).

Hay evidencia científica que sugiere que la adicción a la pornografía conduce a cambios estructurales en el cerebro y comparte mecanismos básicos similares con la adicción a sustancias como el alcohol o las drogas.

Actualmente son muchas personas que experimentan problemas reales con la pornografía aunque son pocos los que la reconocen como adicción y muy pocos los que van a terapia. La pornografía se ha interpuesto e implicado en parejas infelices e insatisfechas, así como depresión, ansiedad y soledad. Incluso se ha demostrado que debilita el compromiso en una relación romántica.

Las consecuencias más alarmantes incluyen:

  • La disminución de la satisfacción sexual en los adolescentes, el grupo que uno esperaría que se sintiera más cautivado por los nuevos placeres del sexo.
  • Aún más preocupante es que una investigación ha encontrado un vínculo significativo entre el uso de la pornografía y el apoyo a la violencia contra las mujeres y conductas sexualmente agresivas en los hombres. Y es una pena porque esto último está a la orden del día y son muchos los problemas causados entre los adolescentes que son muy alarmantes e inverosímiles para los padres.
  • Además la pornografía distorsiona por completo la percepción de lo que es la belleza y nos da estándares irrazonables y surrealistas para el sexo con las mujeres. Si alguna vez has desnudado a una mujer hermosa y no has podido ignorar las pequeñas imperfecciones o asimetrías hasta el punto de tener problemas para excitarte, entonces sabes a qué me refiero y tienes un problema.

El problema con la pornografía es que actúa como un estímulo sobrenatural, que puede conducir a una falta de deseo sexual con la pareja, un estímulo sexual normal. Los estímulos sobrenaturales están por todas partes a nuestro alrededor, incluso en los anuncios del cuerpo femenino idealizado y retocado con Photoshop. De hecho, algunos hombres jóvenes que, cuando eran adolescentes, utilizaban intensamente la pornografía y se masturbaban posteriormente, informaron que les era imposible tener relaciones sexuales reales con una pareja más adelante en la vida.

Abstinencia Pornográfica y Abandono Total

Espero que no seas un adicto a la pornografía pero si eres un hombre menor de 40 años, imagino que el abundante acceso a la pornografía te ha afectado más de lo que crees. Pero si tienes 20 o 30 has visto un tipo de pornografía totalmente diferente al que veía un hombre que pasa los 40 años. Todo ha cambiado mucho en sólo 20 años. Antes los de mi generación se conformaban con una foto de una mujer desnuda o semidesnuda de la Playboy o simplemente viendo a Pamela Anderson en Los Vigilantes de la Playa o a la italiana Sabrina cantando ‘Boys Boys Boys‘ en Nochevieja con una teta al aire. Y os recuerdo que la generación de mis padres daban la cara ya que iban al cine a ver las películas eróticas y muchos se masturbaban in situ. Ahora todo esto del pasado ya no excita ni a un bebé, actualmente todo es más rápido, instantáneo mejor dicho, y las imágenes llegan a ser superiores no sólo en calidad de imagen sino imágenes en movimiento con escenas muy agresivas, surrealistas y con mujeres y hombres con órganos sexuales desproporcionado. Todo en general es desproporcionado y rocambolesco afectando a nivel emocional, cognitivo y conductual. 

Cuanto más joven fuiste cuando empezaste a ver pornografía, peores serán todos los efectos secundarios.

Ya hay muchos americanos que entran en programas de abstinencia como si fueran alcohólicos anónimos. Veamos qué ocurre en estos programas.

  • Primeras dos semanas: Ansias intensas de ver pornografía, cambios de humor, sueños con pornografía, deseo sexual errático.
  • Tres a cuatro semanas sin: Confianza recuperada con las mujeres a nivel sexual y viendo a las chicas de tu entorno de nuevo más atractivas. Los pequeños defectos e imperfecciones que antes te molestaban ahora vuelven a resultarte entrañables y, a veces, incluso sexys. Más afectividad y empatía.
  • Después de un mes: Mayor disfrute del sexo y sin tentación de ver pornografía y los beneficios aumentan durante el segundo mes.

Y lo que ocurre después de ese tiempo al regresar al porno:

  • La pornografía que se solía disfrutar ahora parece excesiva, deshumanizante y poco atractiva. Y no se puede creer que uno pudiera haber visto cosas así.
  • Consciente de ver a las chicas de la pornografía nada auténticas e infelices. Se vuelve todo tan evidente que en algunos casos resulta difícil excitarse.


PMO (Pornografía, Masturbación, Orgasmo)

Noah Church, es orador y autor de ‘Wack: Addicted to Internet Porn’, una mirada educativa sobre cómo la pornografía en Internet afecta a sus usuarios y una guía completa de 13 pasos para aquellos que quieran dejar el hábito de la pornografía y curarse de los síntomas inducidos por la misma. Dedica unas 20 horas a la semana a tratar de ayudar a otros a eliminar la pornografía de sus vidas o al menos a eliminar el hábito conocido como PMO (pornografía, masturbación, orgasmo).

Nos cuenta de que hay diferentes niveles de abstinencia: El más extremo es mantenerse alejado de cualquier actividad sexual y el menos extremo es tener todos los encuentros sexuales reales que se presenten, incluidos los que ocurren solos, pero sin ayudas visuales.

Y algunos síntomas que aparecen son parecidos a los de la abstinencia, como dolores de cabeza e insomnio. Muchos de ellos hablan de “flatlining”, traducido coloquialmente como ‘no dar señales de vida’, un período de tristeza, libido nula e incluso genitales encogidos que puede durar varias semanas. Los hombres mayores han informado síntomas similares pero generalmente se recuperan más rápido, posiblemente porque tuvieron más experiencias sexuales en la vida real.

Pornografía y Relación de Pareja

Investigaciones recientes muestran que cuando una persona ve con frecuencia imágenes pornográficas puede dañar su relación de pareja. Como hemos comentado es porque la pornografía puede ser un “estímulo sobrenatural”. Nikko Tinbergen, un etólogo ganador del Premio Nobel, describió un estímulo sobrenatural como un estímulo que evoca una respuesta mucho mayor que uno que tiene significado evolutivo. Un efecto de un estímulo supranormal es que el interés disminuye en los estímulos normales.

La pornografía puede ser precisamente uno de esos estímulos sobrenaturales. Con el uso de pornografía, es posible que eventualmente se necesite mucho más estímulo normal para lograr la respuesta que evoca un estímulo supranormal. Por el contrario, los niveles ordinarios del estímulo ya no son interesantes. Esta puede ser la razón por la que el sexo normal se vuelve mucho menos interesante para los usuarios de pornografía. Los datos respaldan esta conclusión. De hecho, el uso de pornografía por parte de una pareja lleva a la pareja a tener muchas menos relaciones sexuales y, en última instancia, reduce la satisfacción de la relación. Y como he dicho anteriormente, si se hace a escondidas, es símbolo de infidelidad.

El Dr. Gottman nos dice que hay muchos otros factores sobre el uso de la pornografía que pueden amenazar la intimidad de una relación. Primero, la intimidad para las parejas es una fuente de conexión y comunicación entre dos personas. Pero cuando una persona se acostumbra a masturbarse con pornografía, en realidad se está alejando de la interacción íntima. En segundo lugar, cuando se ve pornografía, el usuario tiene el control total de la experiencia sexual, a diferencia del sexo normal en el que las personas comparten el control con la pareja. En tercer lugar, el usuario de pornografía puede esperar que su pareja siempre esté inmediatamente lista para tener relaciones sexuales y esto tampoco es realista. El objetivo de la relación de conexión íntima se confunde y, en última instancia, se pierde.

Además muchas webs de pornografía incluyen violencia hacia las mujeres, la antítesis de la conexión íntima. Según Gary Wilson, autor de Tu Cerebro en la Pornografía nos dice que ‘el uso de pornografía puede convertirse en una adicción real con el mismo mecanismo cerebral activado en otras adicciones conductuales, como el juego’

La pornografía también puede provocar una disminución de la confianza en la relación y una mayor probabilidad de buscar sexo fuera de la relación. Muchos sitios de pornografía ahora ofrecen una escalada de actividad sexual más allá de simplemente ver pornografía que incluye tener relaciones sexuales con otras personas. La Revista Time, que se ha sumado al movimiento antipornografía, en su artículo La pornografía y la amenaza a la virilidad profundiza en cómo los hombres modernos que crecieron viendo pornografía cuando eran niños y adolescentes han iniciado un movimiento contra ella, con la esperanza de arrojar luz sobre el poder del material sexual para dañar a los estadounidenses.

El Dr. Gottman: ‘Llegamos a la conclusión incondicional de que, por muchas razones, la pornografía representa una seria amenaza para la intimidad de pareja y la armonía de las relaciones.’ 

Disfunción Eréctil en la Adolescencia Inducida por la Pornografía

Un número creciente de hombres jóvenes están convencidos de que sus respuestas sexuales han sido saboteadas porque sus cerebros fueron prácticamente dominados por la pornografía cuando eran adolescentes. Su generación ha consumido contenido explícito en cantidades y variedades nunca antes posibles, en dispositivos diseñados para entregar contenido de forma rápida y privada, todo en una edad en la que sus cerebros eran más propensos a cambios permanentes que en la vejez.

Por supuesto, existen preocupaciones mucho más amplias sobre el efecto de la pornografía en la sociedad que van más allá del potencial de disfunción sexual, incluido el hecho de que a menudo aboga por la degradación de las mujeres y normaliza la agresión sexual. 

Y nuevas investigaciones convincentes sobre estímulos visuales están ofreciendo cierto apoyo a las teorías de los jóvenes, sugiriendo que la combinación del acceso a la computadora, el placer sexual y los mecanismos cerebrales para el aprendizaje podrían hacer que la pornografía online cree un hábito agudo, con potenciales efectos psicológicos.

Tener una pareja con disfunción eréctil no es el principal problema que enfrentan la mayoría de las mujeres jóvenes con la pornografía, mujeres que no son inmunes a los efectos de crecer en una cultura plagada de este contenido. Las adolescentes informan cada vez más que los chicos esperan que se comporten como estrellas porno, sin vello corporal ni necesidades sexuales propias. Y también que estén dispuestas a degradarse y ceder situaciones sexuales muy violentas. Y esto no sólo pasa en Estados Unidos sino que aquí, en Menorca, ya se ha reportado sobre ello.

¿Tienen algún mérito las afirmaciones de disfunción eréctil inducida por la pornografía? Estadísticas recientes sugieren cierta correlación. En 1992, alrededor del 5% de los hombres experimentaron disfunción eréctil a los 40 años, según los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU. Un estudio publicado en julio de 2013 en el Journal of Sexual Medicine encontró que el 26% de los hombres adultos que buscaban ayuda para la disfunción eréctil tenían menos de 40 años. En un estudio de 2014 de 367 militares estadounidenses menores de 40 años, un tercio reportó disfunción eréctil. Y un estudio suizo de 2012 encontró la afección entre un tercio de los hombres incluso más jóvenes, de 18 a 25 años.

Los urólogos no están dispuestos a descartar que la pornografía pueda ser en parte culpable. «Creo que es posible«, dice el Dr. Ajay Nangia, ex presidente de la Sociedad de Urología y Reproducción Masculina. “Hay una especie de desensibilización en estos hombres, y sólo llegan al punto de sentirse estimulados cuando el sexo es como en una película porno”.

Una empresa independiente de seguimiento web registró 58 millones de visitantes mensuales en Estados Unidos a webs pornográficas en febrero de 2006. Diez años más tarde, la cifra era de 107 millones. Uno de las webs más grandes del mundo, Pornhub, un sitio para compartir videos explícitos, dice que recibe 2,4 millones de visitantes por hora y que solo en 2015, personas de todo el mundo vieron 4.392.486.580 horas de su contenido, que es más del doble del tiempo que el Homo sapiens ha pasado en la Tierra. 

Y los jóvenes están devorando toda la pornografía.  

Gary Wilson, de 59 años, ex profesor adjunto de biología a tiempo parcial en la Universidad del Sur de Oregón y autor de ‘Your Brain on Porn: Internet Pornography and the Emerging Science of Addiction’. Su web, yourbrainonporn.com, es un centro de intercambio de información que respalda el vínculo entre el uso intensivo de pornografía adolescente y la disfunción sexual. Tiene una charla del 2012 con más de 6 millones de visitas.

Gary Wilson sostiene que ver demasiado material pornográfico en la adolescencia afecta al cerebro de múltiples maneras. «La pornografía entrena a tu cerebro para que necesite todo lo asociado con la pornografía para excitarse», dice Wilson. Eso incluye no sólo el contenido sino también el método de entrega. Debido a que los videos porno son ilimitados, gratuitos y rápidos, los usuarios pueden hacer clic en una escena o género completamente nuevo tan pronto como su excitación disminuye y, por lo tanto, dice Wilson, «condicionan sus patrones de excitación a una novedad continua y en constante cambio».

Una agenda intensa de pornografía y los altos niveles sostenidos de dopamina resultantes refuerzan estos patrones. «El resultado en algunos usuarios de pornografía en Internet es una mayor activación cerebral ante la pornografía en Internet y una menor excitación ante el sexo con una persona real», argumenta Wilson. Y luego está la habituación: la necesidad de más para conseguir el mismo éxito. «La novedad extrema, ciertos fetiches, el shock, la sorpresa y la ansiedad: todo eso eleva la dopamina», dice.

Pornografía y Ciencia

Un estudio de resonancia magnética funcional de 2014 del Instituto Max Planck encontró que el uso habitual de pornografía puede tener un efecto en el cerebro. «Cuanto más pornografía consumían los hombres, más pequeño era el cuerpo estriado del cerebro, el centro de recompensa del cerebro», dice Kühn, el autor. «Y aquellos que vieron más pornografía mostraron menos respuesta a las imágenes pornográficas en la misma área». Otro estudio demostró que los usuarios de pornografía más frecuentes eran más impulsivos y tenían menos capacidad para retrasar la gratificación. Y un estudio de escaneo cerebral de la Universidad de Cambridge en 2014 mostró que los hombres con comportamiento sexual compulsivo respondieron a clips explícitos de la misma manera que los consumidores de drogas responden a las drogas; los anhelaban, incluso si no les gustaban.

Brian Anderson, neurocientífico cognitivo de la Universidad Johns Hopkins, tiene una teoría intrigante. Su especialidad es la formación de hábitos. Su equipo publicó un estudio que muestra que los estímulos visuales vinculados a una recompensa son más difíciles de ignorar cuando se vuelven a encontrar. Cuando el cerebro detecta evidencia del estímulo placentero, presta más atención y bloquea otros estímulos. «Tu cerebro está programado para desarrollar esos patrones, y cuando los vinculas a algo como la pornografía, puede ser muy perturbador y difícil de romper», dice Anderson.

Su hipótesis es que la naturaleza visual de la pornografía la hace particularmente atractiva para el cerebro. «Se presta a un fuerte y rápido sesgo de atención», afirma. «El cerebro aprenderá esa asociación muy rápidamente«. Y debido a que la vida moderna de las personas depende mucho de internet, hay recordatorios de pornografía por todas partes.

Dado que los adolescentes que consumen toda esa pornografía la digieren en un cerebro que aún está en desarrollo, es posible que sean particularmente susceptibles. Philip Zimbardo, profesor emérito de psicología en la Universidad de Stanford (y el tipo que hizo el famoso experimento en la prisión de Stanford: Conocido estudio psicológico acerca de la influencia de un ambiente extremo, la vida en prisión, en las conductas desarrolladas por el hombre, dependiente de los roles sociales que desarrollaban (cautivo, guardia). La conclusión fue que la situación influye en la conducta humana y poner a personas buenas en un lugar malo las hace actuar mal o resignarse a ser maltratadas) señala que la pornografía a menudo va de la mano con los videojuegos y, de manera similar, está finamente sintonizada para crear el mayor hábito posible.

«La pornografía te incrusta en lo que yo llamo zona horaria hedonista actual», dice. «Buscas placer y novedad y vives el momento». Si bien no es químicamente adictiva, dice, la pornografía tiene el mismo efecto en el comportamiento que la adicción a las drogas: algunas personas dejan de hacer muchas otras cosas para dedicarse a ello. «Y luego el problema es que, a medida que haces esto cada vez más, los centros de recompensa de tu cerebro pierden la capacidad de excitación», dice. En una época en la que los hombres jóvenes están en su mejor momento físico, afirma, toda la inactividad puede estar contribuyendo a la inesperada disfunción sexual.

Educación Sexual y Pornografía

«Los niños de 13 y 14 años tienen acceso a pornografía en Internet ilimitada y novedosa mucho antes de descubrir que podría tener efectos secundarios dañinos», dice Rhodes. 

Lo ideal sería que las escuelas enseñaran sobre los posibles efectos secundarios de la pornografía durante la educación sexual.

Pero la educación sexual ya es fuente de muchos conflictos, y las escuelas no quieren ser acusadas de introducir a los niños en la pornografía. Los padres también son cautelosos a la hora de abordar el tema, temerosos de las preguntas que puedan surgir. Pero, muy a nuestro pesar, la pornografía online se está convirtiendo de hecho en educación sexual para muchos jóvenes.

Whitlock, ex educadora sexual, dice que le ha sorprendido lo reacios que son sus antiguos colegas a hablar sobre la pornografía. Ella cree que debido a que los educadores sexuales estuvieron luchando contra una imagen negativa del sexo durante tanto tiempo durante los años de educación basada únicamente en la abstinencia, son alérgicos a cualquier cosa que cuestione los apetitos sexuales. Ha descubierto que incluso pedirles a los estudiantes que reflexionen sobre lo que sus hábitos de visualización están haciendo en su salud mental genera rechazo. «Para mí no tiene sentido», dice. «Es como decir que si cuestionas el valor de comer Donuts todo el tiempo, eres ‘negativo a la comida'».

La vergüenza que rodea al hábito compulsivo de la pornografía hace que sea difícil pedir ayuda, aunque los neurocientíficos dicen que le puede pasar a cualquiera. 

Este metanálisis del 2010 confirma que hay una «asociación significativa entre el uso de pornografía y las actitudes que apoyan la violencia contra las mujeres». Los adolescentes que consumen pornografía extrema admiten que les gusta ver cómo degradan a las mujeres donde las usaban y, además, les eran insuficientes.

Mitos de la Pornografía

Tuve un novio que me dijo que tendría que ponerme más las pilas a nivel sexual y a mi me extrañó porque creía que teníamos muy buena conexión en la cama así que le dije que tal vez era mejor dejarlo y que siguiera buscando. Con el tiempo empecé a atar cabos como cuando me dijo que por qué no quería tener los pechos más grandes, o cuando se pasaba las noches en vela delante del ordenador creyendo que trabajaba en un proyecto y luego descubrí que tenía sexo virtual. Su carácter cambió tanto fuera como dentro de la cama.

Durante cada segundo de cada día, aproximadamente 30.000 usuarios de Internet ven pornografía. El 12% de todos los sitios web y el 25% de todas las solicitudes de los motores de búsqueda están relacionados con la pornografía.  El año pasado, los sitios pornográficos obtuvieron más visitas por mes que Netflix, Amazon y Twitter juntos. Fuente

La propia investigación científica del Dr. Gottman reveló que masturbarse con imágenes pornográficas produce la secreción de oxitocina y vasopresina, hormonas relacionadas con el apego y la conexión emocional. Este descubrimiento apunta quizás al factor más significativo sobre el uso de la pornografía: Su impacto en las relaciones personales.

El Dr. Gottman opina sin ambigüedades sobre esto y señala que “incluso el uso no compulsivo de imágenes pornográficas puede dañar una relación comprometida”. Amplía diciendo que “la mayoría de la pornografía fomenta pasos que pueden conducir a la traición”, incluida la pérdida de conexión emocional, guardar secretos, comparaciones negativas y descartar a la pareja como poco atractiva y, peor aún, indigna.

Mitos sobre la Pornografía

Aquí hay cuatro mitos dañinos sobre la pornografía que debes considerar:

  • Mito de la Perfección: La mayor parte de la pornografía se basa en la idea de perfección física y sexual. Las mujeres en la pornografía tienen proporciones idílicas desproporcionadas y en su mayoría están libres de imperfecciones, arrugas y michelines que son comunes en la mayoría de las mujeres que conoces. Los hombres de la industria del porno con abdominales tableta de chocolate, cabello perfecto y unos miembros desproporcionados. El sexo en sí generalmente implica múltiples orgasmos para ella y siempre implica un orgasmo para él, uno que ella está más que feliz de brindarle. Ninguno de los participantes estornuda, eructa ni se tira un pedo y todo está totalmente orquestado: maquillaje, coreografía, vestuario (poco pero nadie va con los calcetines puestos). El sexo nunca es extraño o incómodo (a menos que sea intencional). Es perfecto. Él es perfecto. Ella es perfecta. Y es mentira. Todo esto en el porno más convencional, por ponerle un calificativo y diferenciarlo de lo que más se lleva ahora que es muy transgresor y agresivo. Barbie y Ken haciendo el amor agresivamente.
  • Mito de la Facilidad: Uno de los mitos más trágicos de la pornografía es que el sexo es fácil. El sexo nunca se pospone por cansancio o enfermedad. Nunca se rechaza. La iniciación es un proceso sencillo. Los juegos previos son rápidos e indoloros o se omiten por completo. Es un mundo en el que puedes acostarte con una animadora, un fontanero, un bombero, una enfermera, un maestro, un repartidor de pizzas y un oficial de policía sin discreción ni consecuencias. No hay miedo al rechazo ni resistencia a la iniciación. Es fácil. Y es mentira.
  • Mito del Escape/evasión: A menudo escucho a clientes describir su uso de la pornografía como un escape de su vida aburrida o de estrés. Una forma de “darle un poco de chispa” o “aliviar un poco lo mundano”. Pero esta visión estrecha nubla la realidad de que un escape temporal del mundo real realmente puede conducir a un apego más permanente y menos saludable. La narrativa típica del sexo pornográfico es bastante simple: extraños se encuentran, tienen relaciones sexuales y nunca más se vuelven a ver. Incluso dentro de ese patrón hay subpatrones consistentes que están relativamente estandarizados y predecibles. Los problemas surgen cuando los usuarios de pornografía se apegan más al patrón que a la persona con la que están comprometidos a tener relaciones sexuales. Ese apego vincula al usuario a un fetiche del sexo impersonal y, en última instancia, lo aleja de las relaciones personales y lo regresa a la pornografía. Esto puede llevar al uso excesivo y la compulsión. Se siente como un escape. Y es mentira.
  • Mito de la Privacidad: Muchos usuarios justifican el uso de pornografía como si no fuera gran cosa porque no afecta a nadie más. Esto es ingenuo. Ahora vivimos en un mundo donde todo está interconectado y es prácticamente imposible asumir que tu comportamiento privado no tiene impacto público. El Dr. Gottman ha articulado un descenso «típico» de la pornografía a la infidelidad simplemente buscando una estimulación cada vez mayor. Con el tiempo, la actividad privada online conduce a interacciones personales y a darse permiso para cruzar fronteras que juraste que nunca cruzarías. Una vez que esto sucede, comprometes tu propia privacidad así como la privacidad de tu familia y comunidad. La privacidad es una idea encantadora. Y es mentira.

La mayor parte del uso de la pornografía se realiza en secreto y el secreto en sí crea distancia y disminuye la intimidad, lo que a su vez puede aumentar el uso de la pornografía‘, según el Dr. Gottman.  En los casos en que las parejas usan pornografía juntas, la clave es, como siempre, el acuerdo y la intención.  Sin eso, el escenario más probable es que la pornografía se esté utilizando para alejarse y acercarse a una fantasía, a una irrealidad.

Según los estudios se argumenta que el consumo frecuente de pornografía, especialmente junto con la masturbación (al menos por parte de los hombres), puede reducir la calidad y cantidad del sexo en una relación comprometida.

Cómo dejar la Pornografía

Me encanta esta cita: ‘Tengo una relación con el porno desde hace mucho tiempo. Ha habido momentos en los que pasamos mucho tiempo juntos. También llevamos meses e incluso años sin salir en absoluto. Al final, nos distanciamos, principalmente porque me di cuenta de que no tenía sentido para mí salir con alguien que me mentía todo el tiempo.

Sólo he tenido un cliente que ha podido expresarme abiertamente que tenía una adicción a la pornografía. Los demás se autoengañan o no son conscientes.

La adicción (del latín addictus) es una enfermedad neurológica que se caracteriza por una búsqueda patológica de la recompensa o alivio a través del uso de una sustancia u otras acciones. Esto implica una incapacidad de controlar la conducta, dificultad para la abstinencia permanente, deseo imperioso de consumo, disminución del reconocimiento de los impedimentos significativos causados por la propia conducta y en las relaciones interpersonales, así como una respuesta emocional disfuncional. El resultado es una disminución en  la calidad de vida del afectado, generando problemas en su trabajo, en sus actividades académicas, en sus relaciones sociales o en sus relaciones familiares o de pareja.

Para que podamos considerar una conducta como una adicción tenemos que evaluar la situación con los siguientes criterios:

  1. Consumo con frecuencia.
  2. Deseo continuo de abandonar el consumo.
  3. Se invierte mucho tiempo en las actividades necesarias para conseguir, consumir o recuperarse de los efectos del consumo.
  4. Continuo y fuerte deseo de consumir.
  5. Consumo recurrente.
  6. Abandono o reducción de actividades sociales, laborales u ociosas.
  7. A pesar de tener problemas físicos o psicológicos, se continua con el consumo.
  8. Tolerancia. Son necesarias cada vez mayores dosis para alcanzar el efecto deseado.
  9. Abstinencia.

En función de la cantidad de estos criterios que estén presentes en el sujeto, podemos clasificar el trastorno en leve, moderado o grave. El trastorno leve será diagnosticado cuando estén presentes 2 o 3 criterios. El trastorno moderado, cuando haya 4 o 5 criterios diagnósticos en el sujeto. Y finalmente, el trastorno grave se presenta con más de 6 criterios. Fuente.

Si crees que puede sufrir adicción a la pornografía, es hora de reiniciar por completo. 

  • Bloquea todos las aplicaciones y webs porno de tu ordenador y teléfono. Esto puede sonar un poco extremo, porque, después de todo, no somos niños merodeando en el ordenador de nuestros padres, ¿verdad? Pero es mejor que en vez de usar toda tu energía para resistir la tentación mediante una fuerza de voluntad bruta, tómate el tiempo para crear un entorno seguro y sin interferencias que te lleve a tu propósito. 
  • No masturbarse durante al menos una semana. Esta es la clave. Ya que si hay adicción, a estas alturas masturbarse está relacionado con ver pornografía. Además así recargas energía y te da perspectiva. Y podrías reemplazar este hábito por otro que te dé serenidad y tranquilidad.
  • Tener algún tipo de apoyo donde puedas desahogarte. Sé que es un tema vergonzoso que se ve como algo tabú pero es más común de lo que imaginas. No estás solo y además está demostrado que, básicamente, con cualquier comportamiento de tipo adictivo, el apoyo social aumenta en gran medida tus posibilidades de éxito. Lo mejor de vivir en la era de Internet es que puedes hacerlo de forma anónima en foros.
  • No te castigues por esto. Deja de pensar si la pornografía es buena o mala sino mira cómo te está afectando a todos los niveles de tu vida y si te estás convirtiendo en alguien que ya no te sientes identificado y ademas que está erosionando tus relaciones sexuales. Y ser consciente que lo que en un momento fue algo inocente y esporádico se ha convertido en algo indigno y adictivo.

Intimidad y Conexión Sexual. Let’s Talk About Sex

El buen sexo está muy interrelacionado con la confianza íntima, la amistad y las conversaciones que crean una conexión emocional. La mayor parte del sexo real es más gratificante que cualquier cosa en la pantalla. Hablar de sexo es más íntimo que tener sexo. Resulta que la parte más importante de cultivar una vida sexual saludable es hablar de una vida sexual saludable. Sólo el 9% de las parejas que no pueden hablar cómodamente sobre sexo entre sí dicen estar sexualmente satisfechas.

¿Pero alguna vez has intentado hablar sobre tus preferencias sexuales, tus miedos, tus esperanzas? ¿Alguna vez le has contado a tu pareja tu historia sexual? ¿Conoces tu historia sexual? No la historia de tus triunfos. Más bien, la historia de cómo aprendiste sobre el sexo, cómo tomaste conciencia de tu sexualidad, cómo experimentaste el dolor y la vergüenza, pero también la alegría y la belleza del sexo.

Según el Dr. Gottman, no es una conversación típica en la mesa de la cena, especialmente si hay niños cerca. Y no es algo que puedas tachar de la lista mientras haces recados. No recomiendo enviar mensajes de texto o instantáneos sobre estos detalles más íntimos. Sin embargo, probablemente el peor momento para intentar este tipo de conversación sea durante sexo. Hablar de sexo merece un tiempo y un espacio íntimo. Y debería ser una prioridad. 

Haz el trabajo de cultivar la intimidad para aumentar la calidad de tus relaciones sexuales porque la intimidad es más importante que el coito.

De alguna manera hemos sido condicionados a pensar en el sexo en términos de cantidad y calidad de relaciones. El sexo no se trata del acto. O mejor dicho, el sexo no se trata sólo del acto. Se trata también y principalmente de la conexión.

Hay etapas de la vida en las que la capacidad y la tolerancia sexual fluctúan. La marca de una vida sexual saludable no se puede medir con un número. Incluso cuando el sexo (u el orgasmo) es imposible, la intimidad es fundamental. Aquí es donde resulta útil hablar de sexo. Pero no solo eso, abrazarse, tomarse de la mano, acurrucarse, besarse, todo ello fomenta la intimidad. También lo hacen el conflicto y la resolución. También lo es envejecer juntos. Un compromiso con la intimidad puede producir relaciones sexuales más frecuentes y más satisfactorias, pero incluso cuando no es así, la intimidad permanece y, en última instancia, triunfa sobre las relaciones sexuales.

El sexo impersonal que no se basa en la conexión emocional no implica el arduo trabajo de construir intimidad.

Mucho se ha dicho sobre los peligros de la pornografía, quizás el ejemplo más accesible de sexo impersonal. Y no faltan argumentos en contra: ‘Promueve la cosificación y la violencia hacia las mujeres. Provoca cambios en el cerebro que conducen a la adicción. Es inmoral. Es ilegal. Es omnipresente. Cualquiera que sea su objeción, me parece que el mayor problema de la pornografía es que ha convencido a hombres y mujeres de todo el mundo de que el sexo es fácil. Que es «divertido». Dr. Gottman.

No creo que la diversión sea el punto. El punto –en las relaciones comprometidas– es compartir tanto el cuerpo como la mente y el alma. Eso no es divertido. Es difícil y arriesgado y también mejor. El sexo personal no es fácil. Es un trabajo duro. Aprender a iniciar (y rechazar) el sexo es un trabajo. Conocer los sueños, las preferencias y el cuerpo de tu pareja es un trabajo. Superar la resistencia, el miedo y la vergüenza es trabajo. Mejorar tu técnica es trabajo. El sexo personal es trabajo. Es más difícil. Es más complicado. Es más arriesgado. Y las parejas que están comprometidas a mejorar su vida íntima, apasionada, romántica y sexual entre sí no tienen que conformarse con sexo divertido.

Inclinarse hacia la intimidad y hacer del sexo personal es una prioridad.

Pregúntate: “¿Lo que veo o cómo me comporto cuando veo porno online refleja mis valores?”. La mayor parte de la pornografía online gratuita puede reflejar estereotipos dañinos y puede llevar a los consumidores a una mala comprensión de cómo son el sexo y las relaciones respetuosas.

‍Dime cómo fuiste amado y te diré cómo haces el amor

Aquí mi psicoterapeuta favorita Esther Perel, notable por explorar la tensión entre la necesidad de seguridad (amor, pertenencia y cercanía) y la necesidad de libertad (deseo erótico, aventura y distancia) en las relaciones humanas.

​Pero cuéntame sobre tus fantasías sexuales y eso me informará sobre las necesidades y expectativas que se incluyen en tus encuentros eróticos: los anhelos, las esperanzas, los miedos, los dolores y las luchas. Invertimos nuestras experiencias sexuales en un conjunto complejo de necesidades y expectativas. Buscamos amor, placer, escape, validación, éxtasis, visibilidad, unidad y trascendencia. Nuestras fantasías sexuales son una fuente de información sobre nuestra vida interna y la dinámica relacional de nuestras parejas. Constituyen un lenguaje de código. 

La sexualidad es un lenguaje codificado a través del cual expresamos nuestras necesidades emocionales, miedos, heridas y anhelos más profundos. La franqueza sexual va mucho más allá de los gustos y aversiones. Te ayuda a revelar aspectos fundamentales de ti mismo, como la dependencia, la necesidad, la vulnerabilidad y la agresión.

En la cultura occidental, desde pequeños se nos enseña a hablar, expresarnos y comunicarnos. Lamentablemente, la sexualidad es un tema sobre el que muchos aprenden a guardar silencio. Pero para experimentar placer y conexión, debemos ser autores contribuyentes a la trama de nuestra sexualidad.

Se necesita práctica para aprender a pedir lo que quieres pero, una vez que lo hagas, es posible que ambos descubran que su propia historia puede ser más emocionante que la de la televisión.

Dentro de tus preferencias sexuales se encuentran tus necesidades emocionales más profundas. Eso es mucho que procesar por tu cuenta y puede ser aún más difícil de hacer con una pareja. Pero creo que si quieres tener sexo pleno, placentero y satisfactorio, el trabajo de comprenderte a ti mismo, tus deseos y lo que aportas a la experiencia es esencial.

Erotismo

Cuando reducimos el sexo a una función, también implicamos disfunción. Ya no hablamos del arte del sexo. Estamos hablando de la mecánica del sexo. En mi experiencia, dar prioridad al rendimiento a menudo empeora los problemas y pasa por alto el factor más importante de lo que realmente nos hace sentir bien: lo erótico. El erotismo es un arte pero también es una práctica. Y cuando no tenemos práctica, incluso dar el primer paso (simplemente darnos permiso para explorar la dimensión placentera de la vida) puede resultar desalentador, especialmente cuando se trata de otra persona. 

La mayoría de las veces, la belleza y el flujo de un encuentro sexual se desarrollan en una atmósfera segura, no competitiva y no orientada a resultados, un lugar en el que podemos sentirnos presentes, vivos y curiosos. Y, sin embargo, cuando estamos atrapados en un ciclo sin sexo, lo único en lo que podemos pensar son en números, ya sea en frecuencia o en tiempo. Sólo lo hicimos una vez el mes pasado. No lo hemos hecho en un año. Sólo duró dos minutos. La sensualidad simplemente no se presta a los rigores de llevar cuentas. Algunos de nosotros no podemos soportar mencionar el tema con nuestros compañeros de conversación. Otros no pueden dejar de hablar de ello. Alerta de spoiler: Nadie ha tenido nunca más sexo hablando de cuánto sexo no tiene.

Si el primer paso para salir de la rutina es darse permiso para explorar lo erótico, el segundo paso es realmente comprometerse a abandonar el juego de los números. No se trata de aumentar la frecuencia, se trata de crear una nueva vibración. Y, contrariamente a la creencia popular, la práctica erótica no comienza en el dormitorio. El erotismo puede surgir del toque de bienvenida de tu amante o puede surgir de notar cómo se siente la lluvia de finales de verano en tu piel e invitar a tu amante a experimentarla contigo.

A partir de ahí, nuestra conversación se abrió: ¿Qué os gusta hacer juntos? ¿Dónde encuentras energía? ¿Qué es algo hermoso que notas hoy en tu pareja? Puedo decirte que cuando se trata de sentirnos bien, la mitad ocurre entre nuestras piernas y la otra mitad ocurre entre nuestros oídos. Esta es una práctica erótica. Es una práctica de exploración, curiosidad y conexión, no sólo física, sino energética, emocional y psicológica. Cuanto más nos involucramos en el erotismo fuera del dormitorio, más el dormitorio se convierte en simplemente otro lugar para que tenga lugar el erotismo. El sexo no es sólo algo que hacemos sino es un lugar al que vamos dentro de nosotros mismos o con otro.

El significado completo de la palabra erotismo implica la sensación de vitalidad, curiosidad y espontaneidad que nos hace sentir vivos, mucho más allá del mero ámbito sexual. Cuando encarnamos nuestro yo erótico, nos sintonizamos con los mundos que nos rodean y dentro de nosotros. Escuchamos un poco más de cerca. Tocamos un poco más suave. Saboreamos y nos detenemos. Observamos y encarnamos. El erotismo impregna nuestras experiencias de significado, fomenta la conexión y, cuando los tiempos son difíciles, el erotismo es la fuerza vital que nos mantiene conectados con nuestro sentido de humanidad, esperanza y alegría a pesar de todas las adversidades. Esta fuerza vital es fundamental en todas las etapas y en todas las fases de cualquier relación. Dicho esto, el erotismo es especialmente importante cuando las parejas enfrentan desafíos, ya sea que provengan del interior de la relación o de problemas externos como el estrés laboral, la ansiedad climática, la enfermedad, la muerte de un ser querido o una sensación general de temor existencial. 

Cuando invitamos al erotismo a nuestras vidas individuales, particularmente al involucrarnos con nuestros cinco sentidos, nos damos permiso para recordar una verdad fundamental pero a menudo olvidada: la belleza esencial del mundo está disponible para nosotros, siempre, incluso en los tiempos más oscuros. Cuando invitamos al erotismo a nuestra relación, ese contenedor de permiso se expande alrededor de la pareja, manteniéndonos unidos por una sensación compartida de asombro que nos fundamenta y al mismo tiempo nos emociona. El erotismo es una fuerza contraria a la melancolía, y acceder a él puede ser tan simple como sintonizarnos con los sentidos que tenemos a nuestra disposición.

La creatividad es donde vive el erotismo. Impulsada por la curiosidad, la intuición y la energía de la imaginación, la creatividad nos invita a lo desconocido. Y el erotismo consiste en volver a poner en juego la aventura. Se trata de traer la creatividad a nuestras vidas. 

Cuando el escapismo se convierte en videojuegos, redes sociales (actividades repetitivas y adictivas que podemos realizar desde la seguridad de nuestro hogar mientras tenemos la seguridad de una dosis de dopamina garantizada), puede ser difícil reconfigurarnos para ser creativos sobre cómo sentirnos libres.

Fisiológicamente, ver escenas eróticas provoca excitación, adrenalina y un subidón de dopamina. Nos despierta a nuestros propios deseos y proyecciones. Identificamos o idealizamos a quienes escapan de la vergüenza y la moderación. A veces nos imaginamos en la situación, lo que desencadena recuerdos y sentimientos de experiencias anteriores o de algo que queremos probar. A veces nos preguntamos cómo sería que alguien nos observara en el acto de la misma manera que nosotros miramos a los personajes en la pantalla. Para ser contemplado o para contemplar, ambos profundamente sexys. Además, las escenas de sexo expresan la confianza, la irresistibilidad o la sensación de ser querido a la que aspiramos. ‍

El erotismo surge de la tensión entre excitación e inhibición y se manifiesta en las cosas que decimos y hacemos, en cómo actuamos y en cómo pensamos. Tendemos a pensar en el erotismo como un estado sexual compartido por dos o más personas, pero en realidad comienza con el individuo. Y requiere práctica

El erotismo no es sexo, es la sexualidad transformada por la imaginación humana. Son los pensamientos, los sueños, las anticipaciones, los impulsos rebeldes e incluso los recuerdos dolorosos los que conforman nuestros vastos paisajes eróticos. Está energizado por toda nuestra experiencia humana, superpuesta con experiencias de contacto, juego o trauma en la primera infancia, que luego se convierten en piedras angulares de nuestra vida erótica. Sabemos que incluso las cosas que nos brindan mayor placer pueden provenir de las fuentes más dolorosas. El erotismo no es cómodo y ordenado. Revela luchas internas, tensiones emocionales, una mezcla de excitación y ansiedad.

¿Cómo accedemos al Erotismo? 

A menudo hablo de cómo las parejas que están plagadas de aburrimiento sexual terminan ahí debido a una falta de vulnerabilidad con sus parejas. Priorizan hacerlo antes que explorar los deseos ocultos que los excitan. Lo mismo puede decirse del individuo. Cuando estamos solos, sabemos principalmente qué es lo que hace la pornografía y los juguetes: Enfoque intenso en un punto ideal específico seguido de un final rápido. Pero para experimentar verdaderamente los beneficios del erotismo, no se puede tratarlo como un trabajo. Entonces, ¿por qué somos tan rápidos en marcar y salir? ¿Tenemos miedo de lo que pueda pasar cuando disminuimos el ritmo y realmente pasamos un tiempo de calidad con nosotros mismos?

Nos medimos y juzgamos a nosotros mismos, y a veces experimentamos nuestro cuerpo como una prisión en lugar de un castillo lleno de habitaciones para explorar prolongadamente. Y si nos cuesta estar dentro de nuestros cuerpos, ¿por qué nos tomaríamos el tiempo para explorarlos? O, de hecho, ¿cómo podríamos sentirnos seguros de invitar a alguien más a entrar? No me refiero sólo a la penetración. Estoy hablando de entrar en nuestra personalidad, nuestros sueños, quiénes somos, nuestro corazón y nuestra alma. Muchos de nosotros somos tan autocríticos que olvidamos estas maravillas internas. 

‍El autocuidado erótico comienza por disminuir nuestra crítica interior y darnos simplemente el permiso de sentirnos bellos, de disfrutar de nuestra propia compañía, de ser más compasivos y realistas con nosotros mismos sin vacilar entre el exceso y la represión. Estoy pensando en las muchas personas que han descrito el uso de sus dedos para deslizar la multitud de posibilidades (una fantasía mejor guardada que la realidad) cuando esos mismos dedos podrían usarse para darse placer a sí mismos.

Se trata de ser receptivo, dispuesto, abierto y receptivo.

El deseo y la autoestima van de la mano. Para querer necesitamos sentirnos merecedores, una idea que Susan Rubin Suleiman exploró en su libro “El cuerpo femenino en la cultura occidental”. Lamentablemente, con demasiada frecuencia, cuando no nos sentimos atractivos, no podemos imaginar que alguien más nos vea con ojos diferentes a los que nosotros nos vemos a nosotros mismos. Y ciertamente no sentimos que merezcamos su toque sensual ni el nuestro. Ésta es una de las formas en que habla el autorrechazo. Quiero animarnos a cambiar el guión: Merezco tomarme un descanso. Merezco dejar de trabajar. Merezco acostarme. Merezco sentirme bien. En ese sano sentido de derecho, no producimos nada; no hay nada que medir. Es un interludio radiante, una decisión de notar aquello a lo que generalmente no prestamos atención, de abrirnos para recibir y responder.

Estar en nuestros cuerpos no se trata de desempeño o resultados. Se trata de volver a casa. Es una conexión placentera y sensual que nos recuerda que vale la pena vivir la vida incluso cuando sufrimos o luchamos. Si queremos poder conectar mejor con nuestro cuerpo, debemos invitarnos a explorar diferentes experiencias en torno a nuestros sentidos, y en torno a nuestra sensualidad. Hacernos amigos de nuestros cuerpos y hacer las paces con ellos es el comienzo de una de las mejores relaciones que podemos tener: La relación con nosotros mismos.

Yo Isasi

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