Miedo al Conflicto y la Ley de Hielo

Miedo al Conflicto y el Trato Silencioso

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Mucha gente escucha la palabra ‘conflicto’ y ya se asusta. Para mi ‘conflicto’ no significa lucha ni violencia ya que no voy a hablar de ambientes donde el conflicto ha superado con creces todas las expectativas de una resolución aceptable para ambas partes y el conflicto solo sería una pieza más de un hábitat donde el maltrato y la agresión son los protagonistas. 

Aún así, el miedo al conflicto es muy común. Para mí, el conflicto constructivo es necesario para reconocer que en una  situación o experiencia concreta no todos pensamos ni percibimos lo mismo. Cada uno se monta su propia película. La gente que tiene miedo al conflicto son personas donde su autoestima está muy lastimada y piensan que, si expresan lo que sienten, la otra persona se va a sentir amenazada, molesta o violenta y eso les lleva a su mayor miedo: Miedo al rechazo y a la ruptura.

Cuando una persona tiene una buena estructura emocional sabe que eso no va a ocurrir a no ser que con la persona que interactúa sea insegura o haya sufrido en el pasado maltrato del heavy.

Aunque evitar el conflicto alivia tu ansiedad a corto plazo, a largo plazo perpetúa tu miedo y la creencia de que no puedes manejar situaciones que involucran conflicto.’ Fuente.


Además no es curioso que este tipo de personas, con miedo al conflicto, se relacionen con otro tipo de personas que suelen responder mal a los conflictos ya sea con gritos, malas palabras o malas maneras, en definitiva, sacan las garras antes de tiempo. Así que aquí ya no es que se tenga miedo al conflicto sino es miedo a comunicarse con un perfil determinado de persona que normalmente suele ser nuestra pareja, nuestro hijo adolescente o nuestro padre y donde ya la relación está muy resentida y dañada.

La solución sería entonces empezar a recolocarse uno mismo para que los demás puedan ver que hay un cambio en ti donde la seguridad y la confianza se perciben de manera clara. Y esto puede hacer que las tornas se giren. Así que este tipo de personas como no se ‘trabajen’ no podrán llegar nunca a tener conflictos constructivos y siempre saldrán malparadas.

Comunicación Asertiva

Entonces creo que antes deberíamos empezar a practicar lo que llaman la comunicación asertiva: Se caracteriza por la expresión directa de pensamientos y sentimientos manteniendo tanto hacia uno mismo como hacia los demás. Y para lograrlo hay que tener confianza en que puedes manejar la situación y tener claridad. Es importante que tu mensaje sea claro, coherente y fácil de entender. Y también hay que hacerlo desde la calma, es decir, dar la información de manera relajada y con total seguridad.

Así que para empezar debemos: Ser claros; ir directos al grano siendo concretos y coherentes; ser respetuosos; ser honestos para no manipular la información que estás dando. Con esto ya avanzamos muchísimo para tener conflictos constructivos.


‘La mayoría de nosotros tenemos cierta resistencia al conflicto. En lugar de abordar los problemas directamente, tratamos de ser “amables” y terminamos gastando una cantidad excesiva de tiempo hablando con nosotros mismos o con los demás: quejándonos, sintiéndonos frustrados, reflexionando sobre algo que ya sucedió o anticipando algo que podría suceder.’ Fuente.


Este autoesfuerzo que haces por ser ‘amable y buena persona’ puede pasarte factura ya que creas relaciones falsas y nada constructivas haciendo que tu salud mental y tu autoestima se vean afectadas y sin darte cuenta te conviertes en una víctima que ha perdido el Norte de quién realmente es y, de rebote, los demás tampoco saben quién eres en realidad, sólo ven al personaje dentro del personaje.

Así que hacer concesiones hace que te autolesiones. La solución es ser auténtico, ser uno mismo, decir lo que se siente sin miedos para así encontrar la solución y el bienestar mental y físico. Ser amable sólo te va a traer problemas, más de lo que crees y luego será muy difícil interactuar de manera auténtica con los demás porque realmente se creerán que a ti todo te va bien y, además, muchas personas (sobretodo narcisistas y manipuladores) se aprovecharán de ello. No elijas el ‘todo está bien’ para no asumir tu responsabilidad y muéstrate como tú eres expresando abiertamente tus necesidades.

Pero es importante ser consciente de que si quieres arreglar algo con alguien y ese alguien está a la defensiva, te recomiendo que lo aplaces para más tarde ya que sabes que ese conflicto no será constructivo sino destructivo. Y también es importante saber que esto de ‘tenemos que hablar’ a veces no lleva a ninguna conclusión favorable ya que se habla mucho, se entiende poco y se resuelve menos. A veces nos empeñamos en aclarar asuntos pendientes con personas que ya no están en nuestro ‘mismo nivel de frecuencia’ (ya sabes a lo que me refiero) y eso hace que la persona que recibe el mensaje no entienda absolutamente nada de lo que decimos y además lo que entiende es bajo su propio punto de vista, es decir, incomprensión. Por eso muchas veces, si me viene a consulta una persona que ya está muy trabajada y quiere resolver algo del pasado con alguien que no lo está pues puede que lo mejor sea no hacer nada porque tal vez sea un gasto de energía en balde para ambas partes y lo que si que le recomiendo hacer es ver qué queda por resolver dentro de si mismo que no ‘lo suelta’ o se resiste. Y no hay que tardar mucho porque sino se enquista y se va directamente al cajón del inconsciente.

Estas personas con las que no podemos resolver conflictos suelen tener un perfil muy de manual: Infancia donde no fue escuchado, con relaciones abusivas, donde el conflicto era agresivo, experiencias desafortunadas del pasado que les ha llevado a un presente en que tienen miedo al fracaso, al rechazo, a la crítica, a las represalias, a ser culpado, a no ser comprendidos y con una autoestima muy por debajo de la media y una gran falta de responsabilidad.

“Todos tenemos estos demonios internos que nos culpan y avergüenzan”, psicoterapeuta Gabrielle Rifkind, directora del Proceso de Oxford y especialista en resolución de conflictos . ‘Lo que tenemos que hacer es entender de dónde vienen”.

‘Enfrentar un desafío de manera saludable. Abordar los desafíos puede conducir a una vida emocional más rica.’ Fuente.


Ahora muchos terapeutas aconsejan que cuando vayas a tener una discusión lo hagas con calma y además uses declaraciones en primera persona, es decir, hacer declaraciones con ‘yo’ en vez de ‘tu’. Dicen que las declaraciones en primera persona suenan menos agresivas y acusatorias y ayudan a calmar la tensión. Frases como, por ejemplo, ‘yo me siento abrumada y siento que no me tomas en cuenta’. Esta afirmación que podría parecer a simple vista una manera honesta de empezar una discusión bien podría ser una frase de una madre narcisista. Así que veo que esta técnica está muy trillada y puede traer más problemas que resoluciones.

‘El miedo es un ladrón. Toma el pasado y lo proyecta hacia el futuro. Y te roba la única oportunidad que tienes de generar cambios’. Jewel, cantante.

“El conflicto es muy normal”, dice Gabrielle Rifkind, “pero muchas personas tienen dificultades para afrontarlo y a menudo lo evitan o lo empeoran, echando sal en la herida. Generalmente podemos progresar cuando tenemos tiempo para pensar y encontrar un lenguaje para comunicarnos que la otra persona pueda escuchar”.

Los pequeños silencios son una gran herramienta de confrontación. No tenga miedo de utilizarlos para ganar algo de tiempo para pensar. Además, una gran frase es «¿qué quieres decir con eso?» lo que puede animarlos a ambos a pensar cognitivamente en lugar de reactivamente.

Y después de estas citas de esta psicoterapeuta es cuando llegamos al gran temazo o melón. El silencio. 

El Trato Silencioso o la Ley de Hielo


Según informa ‘Psychology Today’: ‘De repente, una persona se enoja contigo, deja de hablarte, no responde a tus mensajes y aunque vayas a su casa no te abre la puerta, es un especie de ‘ghosting’, pero sería más apropiado hablar de la ley del hielo: la negativa a hablar con otra persona. Claramente, el trato silencioso crea una atmósfera de ansiedad, miedo y tristeza que impide una sensación subyacente de seguridad. Como tal, causa infelicidad y daño psicológico que, en la mayoría de los casos, aumenta el conflicto en una relación.’

Según esta fuente: El trato silencioso a veces puede ser una forma de abuso emocional. Es una negativa a comunicarse verbalmente con otra persona. La gente utiliza el trato silencioso en muchos tipos de relaciones, incluidas las románticas. Las personas que utilizan el trato silencioso pueden incluso negarse a reconocer la presencia de la otra persona. Puede ser una forma de abuso emocional cuando una persona lo utiliza para controlar y manipular el otro. 


Cuando uno de los miembros de la pareja quiere hablar sobre un problema pero el otro se retira, puede provocar emociones negativas como ira y angustia. Según un estudio de 2012, las personas que habitualmente se sienten ignoradas también reportan niveles más bajos de autoestima, pertenencia y significado de sus vidas. Debido a esto, el trato silencioso puede tener un impacto en la salud de una relación, incluso si la persona que guarda silencio está tratando de evitar conflictos.’


El silencio se puede volver abuso cuando el que calla lo hace para herir a la otra persona, en definitiva, es una manera de castigo muy habitual últimamente y a veces es más doloroso que un conflicto destructivo. Hace mucho daño porque el abusador no se comunica con su pareja hasta que le pide perdón (hay casos que aún pidiendo perdón no es suficiente); no se comunica para que la culpa recaiga en su pareja (irresponsabilidad absoluta); y el silencio termina cuando al abusador le da la real gana convirtiendo a la pareja en víctima de ese silencio. Sinceramente considero que puede llegar a ser más agresivo y manipulador que una discusión subida de tono.


Quedarse en silencio puede ser extremadamente doloroso, ya que implica la pérdida de conexión, amor, intimidad y, a veces, incluso de participación familiar. También puede parecer injusto y cruel, lo que genera ira y más peleas’. Fuente.

Lo relevante y disfuncional de todo este silencio abusivo es que la única manera de romper el silencio es que la persona que lo recibe tiene que hacer todo lo que sea necesario: pedir perdón (varias veces si hace falta), hacer promesas y concesiones, ofrecer sexo, ponerse de rodillas suplicando… Esto ya es una sumisión en toda regla y aquí te recomiendo que te plantees seriamente en dónde estás metido para salir por patas.


Cuando el silencio, o más bien la negativa a entablar una conversación, se utiliza como táctica de control para ejercer poder en una relación, entonces se convierte en «el tratamiento silencioso», que es tóxico, insalubre y abusivo. Pero, si guardar silencio significa simplemente tomarse un tiempo para pensar las cosas y luego abordar el tema nuevamente, eso no es en absoluto lo mismo.’ Fuente.


Es la manera más ‘invisible’ (o mejor ya decir ‘visible’) de pudrir lentamente una relación pero también de darse cuenta uno mismo con quién realmente está compartiendo su vida.

‘Las investigaciones muestran que ignorar o excluir a alguien activa la misma área del cerebro que se activa con el dolor físico’. Sheri Stritof, coautora de ‘The Everything Great Marriage Book’ ha escrito sobre el matrimonio y las relaciones durante más de 20 años.

El Trato Silencioso y el Narcisista

El trato silencioso es un comportamiento abusivo que suelen utilizar las personas con trastorno narcisista de la personalidad para coaccionar o manipular. El trato silencioso puede durar un tiempo; podrían ser desde unas pocas horas hasta varios días, semanas o incluso meses. Cuando una persona con trastorno narcisista de la personalidad utiliza el tratamiento silencioso, a menudo puede parecer inconsistente o impredecible.’ Fuente.

Lo que está claro es que hay dos objetivos importantes para el narcisista:

  • Manipularte y lograr que hagas algo que tú no quieres hacer o que dejes de hacer algo que no le gusta que hagas. ¿Te resuena?
  • Sentirse Poderoso: Usa tácticas de poder para obligarte a hacer lo que quiere y no interactuará contigo hasta que cedas a sus deseos.

El trato silencioso del narcisista es como una condena y depende sólo de él cómo y cuándo pagarás por ella. Podrá durar desde unas pocas horas hasta varios días, semanas o incluso meses. Y donde hay un narcisista hay una víctima que se deja manipular. Así que ojito.

Conclusión

Todos tenemos ideas o suposiciones sobre lo que significa el conflicto para nosotros y nuestras relaciones. Muchas veces, estas creencias contribuyen y mantienen nuestro miedo al conflicto y dificultan tener conversaciones productivas. Como punto de partida, es útil reconocer qué implican nuestras creencias sobre los conflictos y cómo éstas podrían obstaculizar nuestras relaciones y nuestro bienestar. ¿Siente que afirmar sus necesidades invariablemente causará conflicto? ¿Tiene miedo de que el conflicto conduzca al fin de una relación importante? ¿Sientes que experimentar un conflicto significa que has hecho algo mal? Identificar sus ideas sobre el conflicto y cuestionar si son ciertas no hará que el conflicto desaparezca, pero puede hacer que sea mucho más fácil navegar cuando surja’. Fuente.

A pesar de todo lo visto es importante ser conscientes de que el conflicto es inevitable en cualquier relación cercana. No es la ausencia de conflicto lo que contribuye a una relación sana y funcional, sino nuestra capacidad para resolverlo de una manera constructiva acercándonos y creando un vínculo más estrecho y auténtico con la persona con la que hemos interactuado y supuestamente ‘conflictuado’.

Yo Isasi




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