Síndrome Compañero de Piso

Síndrome del Compañero de Piso

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Pues ya tenemos una nueva etiqueta para un síndrome que no es nuevo ya que lleva con nosotros desde Adán y Eva. Bueno, no sé si esto es cierto pero lo que sí que os puedo asegurar es que todos hemos vivido este síndrome en algún momento de nuestra vida y algunos aún lo viven y lo vivirán hasta el final de sus días porque lo han normalizado tanto que piensan que ya es imposible salir de él o que si salen no sobrevivirían. Es como cuando tienes un pájaro en una jaula. Si le das la libertad ese pájaro tiene muchas posibilidades de morir el mismo día porque se ha acostumbrado a que le den agua y comida así que su instinto de supervivencia murió hace mucho tiempo. Se pilla el concepto, ¿verdad?

Definición Síndrome Compañero de Piso

No creo que haga falta una definición pero daré una por si algún/alguna abducido/a: ‘Dinámica de la pareja donde su relación se ha convertido en un acuerdo que carece de amor romántico y afecto’. 

Aunque esta me gusta más:

‘Hace referencia a una dinámica específica que puede desarrollarse en una relación de pareja, en la cual uno o ambos miembros adoptan roles similares a los que se darían en una convivencia con un compañero de piso, en lugar de mantener una conexión íntima basada en el amor, la complicidad y el compañerismo.’

Pongámonos en contexto.

Conoces a alguien y todo es maravilloso, te enamoras, llega el momento del ‘te quiero’ y sin darte cuenta tu cepillo de dientes pasa más tiempo en su casa que en la tuya y sin comerlo ni beberlo os ponéis a vivir juntos. Al principio todo es de color de rosa pero sin darte cuenta llega la monotonía, las tareas del hogar (uno hace más que el otro), el dejarse la tapa del water levantada, el pagar las facturas, etc. y ahí se empieza a desvanecer el romance y aparece, de nuevo en tu vida, Netflix e Instagram apoderándose de vuestra relación. Todo esto último no sucedería si la relación tuviera una buena base, una buena estructura compuesta por comunicación, presencia, compromiso, comprensión, respeto, intimidad y mucha dosis de amor. Pero claro, casi siempre empezamos la casa por el tejado y eso hace que a la mínima corriente de aire todo se desvanezca porque el tejado sería el sexo y ya sabéis que el sexo sólo aguanta si tenemos esos elementos de los que se compone la buena estructura.

Y es cuando empezamos a fijarnos más en lo que no nos gusta que en lo que nos gusta; cuando llega la hora de dormir y aparece (o mejor dicho desaparece) ese beso casi imperceptible de ‘buenas noches’ y ahí tu inconsciente ya sabe que has cerrado una etapa para entrar en la del síndrome del compañero de piso que, visto lo visto, lo podemos resumir en:

  • Comunicación casi nula y si la hay es para hablar de problemas de trabajo, de préstamos, de hipoteca, de niños, de que no has lavado los platos, de que ya no estás nada sexi con esas bragas con agujeros, de que vas dejando todo tirado por el suelo, de que siempre hay pelos tuyos por todas partes, de que eres un grosero tirándote eructos o pedos, de que… En fin, ya sabéis a lo que me refiero.
  • Y llega oficialmente el distanciamiento emocional acompañado de rechazo y resentimiento e incluso, en algunos casos, asco. Aquí es un punto de inflexión porque la relación de pareja pasa a un segundo plano y aparece la indiferencia. Atentos porque aquí ya estamos casi llegando al abismo y casi no hay vuelta atrás.

La Indiferencia

La indiferencia sigilosa se lleva todo lo construido, se lleva la buena estructura, ¿os acordáis? Comunicación, presencia, compromiso, comprensión, respeto, intimidad y mucha dosis de amor. Veamos qué hace la indiferencia:

  • Si eres un hombre y quieres que tu pareja tenga sexo contigo esta noche y la respuesta es: ‘Me duele la cabeza’ o ‘mañana tengo que levantarme pronto’. Aquí que sepas que no te lo estás currando. Una mujer para abrirse de piernas a su pareja necesita un precalentamiento que no se da en el momento crucial de la cama cuando tú estás todo caliente sino que se da fuera de la cama. Un ‘buenos días cariño’ con beso incluido, un abrazo, que le cojas la mano, que te acurruques con ella en el sofá, que bajes la tapa del water, que le hagas reír, que estés atento e interactúes con ella cuando te cuenta la reunión con la tutora de tu hijo. Lo pillas, ¿verdad? Pues ya sabes, te toca currar.
  • Si eres una mujer y tu hombre no quiere sexo contigo pues esto ya es preocupante, querida. Te recomiendo que empieces a cuidarte tirando al contenedor de Caritas ese pijama de ositos, que te compres algo de lencería nueva, que vayas a la peluquería y que le des mimos por las mañanas, por las noches y en algún momento del día en que no se lo espera. Si aún así no reacciona, ojo, pues tenemos un problema más grande.

Quiero ser honesta y por mi experiencia en consulta este síndrome si no se puede superar es porque uno de los dos o ambos ya tienen sustitutos del amor, es decir, amantes ya sean reales o cibernéticos.

Como veis es muy importante no autoengañarse ni autoboicotearse y ser sinceros para no alargar esta muerte en vida. 

En estas situaciones creo que no somos realmente conscientes de lo valioso que es nuestro tiempo y lo poco que valoramos nuestra vida y nuestra intimidad. Tu intimidad tienes que compartirla con la persona que más amas, por eso se llama intimidad. En tu intimidad no invitas al vecino o a tu suegra, ¿verdad?

Sugerencias para salir de este síndrome

He conocido clientes que llevan años y, algunos, décadas viviendo como ‘compañeros de piso’ (ya no los podemos catalogar como pareja) y sinceramente son personas que se les ve tristes, sin aliciente, en la ya conocida zona de comfort que yo no sé porque le llaman así porque para mi el comfort es estar en paz, en tranquilidad y acompañada de las personas que amo y me aman.

Pero si con todo lo visto aún crees que se puede salvar tu relación, te recomiendo entonces que pongas todas las cartas encima de la mesa y si tu pareja se apunta pues tenéis que empezar a hacer cambios pero no para volver al principio de vuestra relación sino para construir una buena y más sólida. 

  • Es hora de poner el foco en tu relación y nutrirla. Es hora de arremangarse, profundizar, priorizar y estar presente tanto de ti como de tu pareja. 
  • Expresa tus emociones, no te cortes ni un pelo, eso si, no hace falta entrar en ataque/defensa como si fueras Rocky Balboa.
  • Aprende a ver que los conflictos pueden despertar esa chispa y llevarte a resolverlos encontrando juntos las soluciones.
  • Hacer juntos actividades para mantener el contacto y la dedicación mutua: bailar, cocinar, ver series divertidas, ir al museo o incluso ir al supermercado de manera auténtica (no en plan zombie) puede ser muy satisfactorio si ponéis el foco en el momento presente.
  • Olvídate de tu móvil en los momento que estáis juntos.
  • Planificar un viaje de fin de semana juntos, nada de niños, familia política, etc.
  • Tener un proyecto en común, ya sea hacer un huerto como montar un mueble de Ikea, da lo mismo.
  • Reavivar la intimidad y la pasión. Aquí no hace falta que diga mucho, ya sabéis vosotros lo que a vuestra pareja le gusta y si tenéis amnesia pues con cariño pedirle que os haga un recordatorio.
  • Tocaros más, da igual la hora del día que sea.
  • Hacer el Amor, por Dios Santo!!
  • Y ojo si vais a terapia de pareja porque ahora no se trata de que seáis buenos niños y hagáis los deberes que os manda, no aquí os tenéis que responsabilizar y hacer lo que el corazón os pide. 

Pero si eres de los que estás leyendo esto y te entra mucha pereza puede ser que te tengas que replantear si estás entrando en una depre o si realmente ya no amas lo que tienes, ni a tu pareja ni al pack completo.

Sé honesto y no hagas perder el tiempo a los demás y ni mucho menos a ti. 

Yo Isasi

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