ocos de Amar. Locos de Atar

Locos de Amor. Locos de Atar

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¿Cuántos nos hemos enamorado locamente y hemos perdido los papeles? ¿Cuántos nos hemos enamorado de personas que no nos han correspondido y aún así hemos perdido de nuevo los papeles? 

Y mirando en retrospectiva nuestras amorosas y locas acciones sentimos vergüenza de nosotros mismos por cómo hemos podido caer tan bajo y llegar a tales situaciones tan inmaduras. Y algunos parece que una vez no es suficiente y vuelven a repetir el patrón como el día de la marmota ¿Se nos ha ido la olla? ¿Nos han poseído? Parece que nos hemos vuelto locos de amor. No sientas vergüenza porque todos, toditos, todos hemos estado ahí o incluso algunos ahora mismo siguen ahí y no ven, no oyen, están embriagados y cegados por el supuesto ‘amor’. A estos últimos os doy mis felicitaciones y, al mismo tiempo, mi más sentido pésame. 

Lo que encuentro muy interesante es saber que nuestro cerebro está muy involucrado en estos momentos de pasión, locura, euforia, lujuria, adicción, obsesión, etc. aunque creemos que el que lleva el control es nuestro órgano corazón, cosa que no es cierta. Incluso tiene más relevancia Disney y Hollywood que nuestro corazón y es que encima nuestro cerebro nos abduce con todos esos cuentos de fantasía que luego queremos replicar en nuestra vida real y el resultado suele ser rocambolesco, desastroso e irracional por mucho que nuestro cerebro racional esté al mando. 

Así que todo los síntomas que forman lo que llamamos enamoramiento nacen en las profundidades del área tegmental ventral. ¿A que ya se te ha ido toda la tontería romántica al oír esta palabra? Pues antes de seguir que sepas que es una zona que se encuentra en el mesencéfalo, también conocido como cerebro medio, coordinando todos los mensajes que llegan al cerebro y los que salen hacia la médula espinal y contiene células que sintetizan dopamina y que están controladas por otras que liberan dopamina. Fuente.

Cuando estamos involucrados en un amor romántico, la maquinaria neuronal responsable de realizar evaluaciones críticas (juicios) de otras personas, incluidas evaluaciones de aquellos con quienes tenemos una relación romántica, se apaga. «Ésa es la base neuronal de la antigua sabiduría de que ‘el amor es ciego'». Richard Schwartz profesor y terapeuta de pareja de la Escuela de Medicina de Harvard (HMS). Fuente.

¿El Amor es una Emoción?

Muchos creemos que es una de las emociones humanas más importantes, por no decir la más importante. Del amor se dice que es un conjunto de emociones y comportamientos caracterizados por la intimidad, la pasión y el compromiso. Implica cuidado, cercanía, protección, atracción, cariño y confianza.

Pero muchos dicen que no es una emoción en la forma en que normalmente la entendemos, sino un impulso fisiológico esencial. 

‘El amor es una motivación fisiológica como el hambre, la sed, el sueño y el deseo sexual’. Psicólogo y Biólogo Enrique Burunat.

Así que los investigadores siguen debatiendo si el amor es un fenómeno biológico o cultural. Nos dicen que se compone de muchas emociones y otros elementos y que cada elemento implica un sistema diferente en el cerebro.

‘Cada uno de estos impulsos está mediado por diferentes regiones del cerebro, por lo que el lóbulo frontal está involucrado en los aspectos prosociales del amor romántico, y el área tegmental ventral está involucrada en el sentimiento de recompensa de la atracción y en la obtención de retroalimentación positiva de que alguien que te atrae también le gustas», dice Heidi Moawad, editora asociada de Neurología y profesora asistente clínica en la Universidad Case Western Reserve.


Elementos que componen el Amor y de dónde provienen

Lujuria y pasión

Los sentimientos de lujuria provienen del hipotálamo del cerebro. Esta pequeña estructura, del tamaño de una almendra, situada justo encima del tronco del encéfalo, está conectada con necesidades y deseos básicos como la sed y el hambre. También controla procesos internos automáticos como la temperatura corporal, la presión arterial y el ciclo del sueño. 

Y es una parte de tu cerebro que ayuda a regular tu deseo sexual. Provoca la liberación de hormonas que aumentan el deseo sexual. Cuando la región del hipotálamo del cerebro se ilumina, es normal sentir esa intensa pasión característica de los primeros meses de un nuevo romance.

Atracción y romance

Dos áreas específicas del cerebro juegan un papel clave: el área tegmental ventral y el núcleo accumbens. Desempeñan un papel esencial en el sistema de recompensa del cerebro. Este sistema inunda el cuerpo con dopamina, un neurotransmisor que produce sensaciones de euforia y placer. Por eso las primeras etapas del amor pueden resultar tan emocionantes y, a veces, adictivas. Es normal sentir que no puedes dejar de pensar en la otra persona y querer estar con ella todo el tiempo. 

Apego

Pero el amor es más que atracción y romance, también implica apego, afecto y compromiso, que, curiosamente, también está fuertemente influenciados por el hipotálamo. Esto se debe a que esta área del cerebro secreta sustancias químicas que desempeñan un papel importante en la aparición de la confianza y el vínculo emocional.

La amígdala procesa todas las emociones que experimentamos y crea poderosas asociaciones durante las primeras etapas de la relación romántica.

Si eres consciente de que ya no eres tú sino que parece que te ha poseído el angelito de San Valentín es porque tu actividad en la corteza prefontal disminuye que es justo la región del cerebro que está asociada a tu buena lógica y a la buena toma de decisiones. Así que cuanto te enamoras esta región no trabaja y puede hacer que nuestra vida se convierta en un paraíso donde la razón y el buen juicio están de vacaciones permanentes.

Neurotransmisores: los mensajeros químicos del amor

Cuando te enamoras locamente y perdidamente eres tú el que se ha vuelto loco y te has perdido porque se liberan sustancias químicas asociadas con el enamoramiento: oxitocina, vasopresina y dopamina.

Además la testosterona y el estrógeno están en su punto álgido respetando la lujuria y la pasión, es decir, el deseo de placer y gratificación sexual así que el hipotálamo estimula los testículos y los ovarios que liberan estas hormonas sexuales 

Después tenemos que la atracción está conectada con el sistema de recompensas del cerebro que involucra a las sustancias químicas dopamina, norepinfrina y serotonina.

Ya sabemos que la dopamina es la hormona del ‘bienestar’ porque nos hace experimentar sensaciones de placer. La noradrenalina también se libera, lo que nos hace sentir eufóricos y contribuye a que podamos sentirnos mareados y emocionados durante las primeras etapas del amor. Sin embargo, este neuroquímico también puede alimentar sentimientos de ansiedad. Así que como en esos momentos tu amorcito se tenga que ir de viaje de trabajo… Que Dios nos ayude porque tú puedes ser un insoportable para todos tus allegados. Y la causa no es que te estás volviendo paranoico sino que el subidón de dopamina que hace sentirnos perdidamente enamorados por alguien, también puede hacernos sentir hecho unos zorros cuando estamos separados.

Esta locura es porque disminuye nuestra actividad en las áreas relacionadas con el pensamiento racional y la autoconciencia.

Mientras el cerebro experimenta una afluencia de estos llamados químicos del amor, también hay una caída importante del neurotransmisor llamado serotonina. Todos ya sabemos la importancia del papel de la serotonina en el estado de ánimo pero también está relacionada con pensamientos ansiosos. Así que los niveles bajos de serotonina están relacionados con un aumento de la ansiedad y el trastorno obsesivo-compulsivo. Aquí es cuando uno puede perder los papeles o mucho más, puedes perder hasta tu dignidad. Así que si estás obsesionado por cada mínima cosa que dice o hace tu pareja ya sabes que no es culpa tuya sino de tu caída de serotonina.

Y poco a poco la cosas se va calmando, la dopamina y la noradrenalina disminuyen y aparece la oxitocina (todas las madres la hemos experimentado en nuestro parto y primeros años de crianza) que es una sustancia liberada por el hipotálamo y es la ‘hormona del abrazo’ y se libera en las relaciones sexuales, parto y lactancia (promueve el vínculo) y ayuda a que haya una conexión emocional. Y la vasopresina promueve el apego y las conductas protectoras.

Cuando los sentimientos son correspondidos y las personas se sienten amadas, las hormonas como la dopamina y la oxitocina se retroalimentan de manera positiva cuando los sentimientos son correspondidos y las personas nos sentimos amadas y eso hace que aparezca en nosotros la excitación, felicidad y satisfacción.

Y para que la relación ya no sea un amor loco e irracional y se convierta en una relación a largo plazo, hace falta que haya dosis de vasopresina y oxitocina.

‘El amor romántico también suele depender de procesos mentales prosociales, que implican si una persona piensa que tener una relación romántica con una persona específica será aceptado o admirado dentro de su círculo social’, dice Moawad.

Los niveles de cortisol, la hormona del estrés, aumentan durante la fase inicial del amor romántico, lo que ayuda a nuestros cuerpos a hacer frente a la “crisis” que se avecina. A medida que aumentan los niveles de cortisol, los niveles de serotonina se agotan. Los niveles bajos de serotonina precipitan “pensamientos, esperanzas y terrores intrusivos y enloquecedoramente preocupantes del amor temprano”: las conductas obsesivo-compulsivas asociadas con el enamoramiento.’ Richard Schwartz. Fuente.

La dopamina activa el circuito de recompensa, ayudando a hacer del amor una experiencia placentera similar a la euforia asociada al consumo de cocaína o alcohol.’ Richard Schwartz. Fuente.

La oxitocina, conocida también como la hormona del amor, provoca sentimientos de satisfacción, calma y seguridad, que a menudo se asocian con el vínculo de pareja. La vasopresina está relacionada con un comportamiento que produce relaciones monógamas a largo plazo. Las diferencias de comportamiento asociadas con las acciones de las dos hormonas pueden explicar por qué el amor apasionado se desvanece a medida que crece el apego.‘ Richard Schwartz. Fuente.

Cambios Emocionales y de Comportamiento

Enamorarse es una montaña rusa de emociones pero a medida que avanzamos y pasa el tiempo podemos experimentar altibajos y giros inesperados. No todo el mundo experimenta los mismos cambios emocionales o de comportamiento cuando siente algo por alguien pero las experiencias comunes incluyen:

  • Felicidad y euforia: Las primeras etapas del amor pueden ser una de las experiencias cumbre de la vida. Puede ser un momento de intensa euforia y felicidad.  
  • Sentimientos intensos: Es posible que tu emociones se sientan más intensas y profundas que nunca. Esto incluye los positivos, como el amor y la lujuria pero también los negativos, como la ansiedad, los celos, el dolor, la irracionalidad.
  • Cambios de prioridades: A menudo experimentamos un cambio en nuestras prioridades y compromisos, particularmente durante las primeras etapas de ula relación. Esto puede ayudar a fortalecer su conexión con la pareja pero a veces nos olvidamos de nuestras prioridades y preferencias y de nuestras amistades.

Efectos a largo plazo en el cerebro 

Los cambios neurológicos en el cerebro cuando nos enamoramos no son sólo un efecto temporal. Experimentar el amor, particularmente el amor romántico, puede tener poderosos efectos a largo plazo en el cerebro. 

  • Vinculación más fuerte: Los cambios químicos que experimentamos cuando nos enamoramos promueven los vínculos y esos cambios pueden ayudar a que el cerebro esté más en sintonía con las personas que más nos importan. 
  • Mejorar la capacidad de respuesta: También podríamos experimentar cambios en las vías neuronales del cerebro, reconectando algunas conexiones y fortaleciendo otras. Estos cambios pueden conectarnos más con las necesidades de aquellos a quienes amamos y mejorar nuestra capacidad de relacionarnos con ellos en los años venideros.
  • Mayor satisfacción: Los cambios en el sistema de recompensa del cerebro significan que nuestras relaciones con aquellos a quienes amamos aportan motivación y placer a nuestras vidas. Esto puede ayudarnos a sentirnos más satisfechos en nuestras relaciones a largo plazo.
  • Mejor funcionamiento cognitivo: El amor también se asocia con mejoras en determinadas funciones cognitivas como la memoria.
  • Mayor resiliencia al estrés: Ayuda a las personas a afrontar más eficazmente el estrés, fomentando una mayor resiliencia ante los desafíos de la vida.

Así que está comprobado que el amor que tiene un poder enorme en tu cerebro y puede afectarlo tanto para bien como para mal.

Amor compasivo versus amor apasionado

En 1988, la psicóloga Elaine Hatfield amplió las teorías sobre el amor al proponer que existen dos tipos básicos de amor: Amor compasivo y amor apasionado.

Hatfield sugiere que el amor apasionado surge cuando las expectativas culturales alientan el enamoramiento, cuando la persona cumple con sus ideas preconcebidas sobre el amor ideal y cuando uno experimenta una mayor excitación fisiológica en presencia de la otra persona. Este amor es transitorio, según Hatfield, y suele durar entre 6 y 30 meses.

Idealmente, el amor apasionado conduce al amor compasivo, que es mucho más duradero. Si bien la mayoría de las personas desean relaciones que combinen la seguridad y la estabilidad del amor compasivo con un amor intenso y apasionado, Hatfield cree que esto es poco común. Fuente.

Amor y Neurociencia

Así que seamos realistas y dejemos de ver corazoncitos por todas partes porque lo que hace que nos enamoremos son los neurotransmisores, las hormonas y el hipotálamo. Y aquí es cuando toma el protagonismo la dopamina que provoca euforia y placer, es la protagonista de todo este embolado y luego le siguen la oxitocina, la serotonina, el estrógeno y la testosterona.

Cuando nos enamoramos de alguien, regiones clave del cerebro se iluminan como la ciudad de Nueva York por la noche. El área tegmental ventral inunda el cerebro con dopamina. El sistema de recompensa del cerebro se activa a toda marcha, procesando estas sensaciones gratificantes y vinculando la avalancha de pasión con otras emociones complejas como el apego y la empatía. Es por eso que puedes sentirte adicto a esa persona especial en la que no puedes dejar de pensar pero no es esa persona sino tu cabeza como si fuera un ordenador que coge el mando y hace contigo lo que le da la gana y de ahí que luego digan de que el amor es ciego o hayan relaciones disfuncionales donde en tu sano juicio no habrías aguantado ni a la primera de cambio y cuando ya estás hasta el cuello te es imposible ver con claridad que tienes que salir por patas, aunque desde fuera se ve de manera alarmante.

El cerebro enamorado es apasionado, eufórico y, a veces, un poco irracional. Sin embargo, el amor no es estático. Puede cambiar y cambiar con el tiempo, desde las altas emociones de una pasión hasta los devastadores niveles bajos de los celos y el anhelo. 

Si bien el amor en realidad no proviene del corazón, puedes consolarte sabiendo que tu historia de amor está escrita en la química y el funcionamiento de algo mucho más complejo: Tu cerebro.

Teoría triangular del Amor

En 1986, psicólogo Robert Sternberg propuso la teoría triangular del amor. Según esta teoría, el amor tiene tres componentes:

  • Intimidad.
  • Pasión.
  • Compromiso.

Diferentes combinaciones de estos tres componentes dan como resultado diferentes tipos de amor. Por ejemplo, combinar intimidad y compromiso da como resultado un amor compasivo, mientras que combinar pasión e intimidad conduce a un amor romántico.

De acuerdo a La teoría triangular de Sternberg, las relaciones construidas sobre dos o más elementos son más duraderas que aquellas basadas en un solo componente. Sternberg utiliza el término amor consumado para describir la combinación de intimidad, pasión y compromiso. Si bien este tipo de amor es el más fuerte y duradero, Sternberg sugiere que también es raro. Fuente.

¿Cuándo el Amor se acaba?

En las etapas iniciales del enamoramiento ya sabemos que el amor obsesivo compulsivo es el protagonista y si en estos momentos si nuestro/a amante/pareja nos dijera que lo dejáramos todo y nos fuéramos a la otra parte del mundo, lo haríamos sin pestañear. Y es sólo cuando baja toda esa montaña rusa de hormonas y neurotransmisores que volvemos a ser más nosotros mismos. Y aquí pueden pasar varias cosas. Una es que muchos creen que el amor se ha terminado porque ya toda esa ‘euforia’ ha desaparecido y sentimos que ya no somos el centro de atención y nuestra pareja tampoco lo es. Y aquí muchos deciden romper y es cuando tal vez estén desaprovechando un momento para encontrarse en la siguiente etapa donde el amor madura y se encuentra en equilibrio y en paz.

Si una persona está acostumbrada a los sentimientos obsesivos de estar enamorada y de repente no siente nada más que cercanía ocasional, deseo sexual y atracción, es probable que piense que algo anda mal en la relación. Una reacción natural a ese sentimiento es buscar la expansión personal en otra parte, ya sea a través de un nuevo amante, una nueva actividad de expansión personal o una dedicación renovada al trabajo. De hecho, este tipo de comportamiento es predecible en personas evasivas, que tienen más probabilidades de no enamorarse nunca o de experimentar sólo un amor de baja intensidad.

Si el amor dura, esta montaña rusa de emociones y, a veces, de angustia, se calma en uno o dos años’, dijo Schwartz. «La pasión sigue ahí, pero el estrés se ha ido», añadió. Los niveles de cortisol y serotonina vuelven a la normalidad. El amor, que comenzó como un factor estresante (al menos para nuestro cerebro y nuestro cuerpo), se convierte en un amortiguador contra el estrés. Las áreas del cerebro asociadas con la recompensa y el placer todavía se activan a medida que avanzan las relaciones amorosas, pero el anhelo y el deseo constantes inherentes al amor romántico a menudo disminuyen.

Muchas teorías del amor, dijeron Richard Schwartz y Jaqueline Olds, proponen que hay un cambio inevitable con el tiempo del amor apasionado a lo que típicamente se llama amor compasivo: Un amor que es profundo pero no tan eufórico como el que se experimenta durante las primeras etapas del romance. Sin embargo, eso no significa que la chispa del romance se apague en las parejas que llevan mucho tiempo casadas.

Para aquellos cuyo matrimonio a largo plazo ha pasado de un amor apasionado y romántico a un tipo de amor más compasivo y rutinario, Olds indicó que es posible reavivar la llama que caracterizó los primeros días de la relación. «Lo llamamos el fenómeno de la oxidación», dijo. “Las parejas abandonan el hábito del sexo, de estar increíblemente enamorados y, a menudo, por buenas razones: trabajo, hijos, un padre enfermo. Pero ese tipo de amor se puede reavivar”. La actividad sexual, por ejemplo, puede aumentar los niveles de oxitocina y activar el circuito de recompensa del cerebro, haciendo que las parejas se deseen más. Fuente.

Así que más hacer el Amor y no la Guerra.

Amor y Freud

Freud desarrolló dos teorías psicoanalíticas del amor (Bergmann, 1988). 

– Una es la teoría de que el amor y sexualidad se combinan inicialmente cuando ‘el niño está mamando del pecho de su madre. El hallazgo del objeto de amor es de hecho un reencuentro’ (Freud, 1905: 222). Esta fase también se conoce como “fase oral” del desarrollo psicosexual del niño (0-1 año de edad) y representa la primera fase de la evolución libidinosa; el placer sexual está ligado entonces predominantemente a la excitación de la cavidad bucal y de los labios, que acompaña a la alimentación. A esta fase le siguen la fase anal (1-3 años de edad)y es cuando el niño aprende a ir al baño por sí mismo y este control le produce una gran satisfacción, ya que es una de las primeras funciones que le exigen ser consciente de sus actos. Y en la fase fálica o edípica (3 a 6 años) el núcleo de energía sexual se encuentra en los genitales; niñas y niños experimentan placer al tocarse los genitales y masturbarse. Se presenta el complejo de Edipo donde la libido o energía sexual está enfocada en los padres y son objetos de deseo. Durante la latencia (6-12 años) el niño aprende a reprimir el componente sexual de su amor por sus padres y es un período en el cual se adormecen las cargas libidinales asociadas a la curiosidad sexual debido al pudor, el asco y la vergüenza. Durante la adolescencia (o fase genital; 12+ años), los impulsos sexuales resurgen, y si las demás etapas se han resuelto exitosamente, puede entrar en una relación sexual amorosa con una pareja. ‘La capacidad del individuo para amar (también conocida como “amor genital”) y entablar una relación amorosa sana depende de su capacidad para recombinar la capacidad de amar combinado con una sexualidad reemergente. Sin embargo, esto requiere que el individuo se haya separado completamente de sus padres. De lo contrario, el individuo experimentará al amado simplemente como una versión corregida de un padre o de una madre’ (Bergmann, 1988).

– La segunda teoría de Freud siguió a su descubrimiento del Narcisismo. Según esta última teoría, la separación de los padres es necesaria para que podamos experimentar el amor, pero no es suficiente. Nos enamoramos de personas que son un reflejo de nuestro yo ideal. El amor completa nuestro yo narcisista deficiente. Cuando el amor es correspondido, se elimina la tensión entre uno mismo y el otro, y el amante experimenta un alivio de la libertad de envidiar las cualidades y capacidades de la otra persona. Esto conduce al sentimiento característico de recompensa en presencia del amado, así como a una idealización del amado. Esta segunda teoría comparte elementos centrales en común con la teoría de la autoexpansión de Aron y Aron (1986), que también predice que nos enamoramos de personas que nos complementan y que pueden desencadenar un sentimiento de expansión de nuestro propio yo.

Cuando el apego se vuelve demasiado inseguro, especialmente en la infancia, puede conducir a psicopatología‘ (Widiger y Frances, 1985). El estilo de apego ansioso en la primera infancia es un predictor de dramatismo. Trastornos de la personalidad como histriónico, límite y dependiente personalidad trastorno más adelante en la vida, mientras que un estilo de apego evitativo en la primera infancia es un predictor de esquizotipo, esquizoide, narcisista, trastorno de personalidad antisocial y evitativo en etapas posteriores de la vida (West, et al. 1994; Blatt & Levy, 2003). Pero tener un apego inseguro a una o más parejas en la edad adulta también puede dar lugar a marcadores de fisiopatología. Ser abandonado por varias parejas consecutivas puede empujar a un individuo hacia un estilo de apego más inseguro, lo que, junto con las disposiciones genéticas, es un predictor de psicopatología (West, et al. 1994).

Los amantes con apego seguro, que logran encontrar el equilibrio adecuado entre relación y autosuficiencia, tienen la capacidad de establecer relaciones interpersonales maduras y mutuamente satisfactorias dentro de las cuales pueden explorar nuevas actividades y desarrollar su propio sentido de identidad. El amante con apego seguro respeta la necesidad de la otra persona de tener tiempo a solas y al mismo tiempo reserva tiempo para conectarse con él y ella, brindando así a ambas partes la oportunidad de experimentar tanto la independencia como el vínculo. Fuente.

Amor hacia uno mismo

Según Freud el amor genital ofrece el mayor potencial tanto de felicidad como de sufrimiento. Y nos dice que siempre existe un equilibrio entre la intensidad del placer y el riesgo de sufrir. Pero hay que ser conscientes de que el objeto del deseo es externo y puede ser arrebatado en cualquier momento (muerte, abandono, rechazo…) y en cambio si uno elige una fuente interna de felicidad esto se produce a expensas de un intenso placer físico. Y ahí llega la inhibición del amor. En el objetivo inhibido la meta del amor no es ser gratificado sexualmente ni si quiera ser receptor de amor. En cambio, el objetivo es amar a otros. Al cambiar el foco del amor de uno mismo hacia los demás, la persona garantiza protección contra cosas fuera de su control. Si uno siempre da amor a los demás, nunca podrán quitárselo.

Estas personas se independizan de la aquiescencia de su objeto transfiriendo el valor principal del hecho de ser amados a su propio acto de amar; se protegen contra su pérdida vinculando su amor no a objetos individuales sino a todos los hombres por igual y evitan las incertidumbres y decepciones del amor genital alejándose de su objetivo sexual y modificando el instinto en un impulso con un objetivo inhibido. Uno debe aprender a suprimir sus deseos instintivos para asegurar una forma d felicidad a largo plazo de bajo grado.

Así que aquí lo dejamos y que cada uno saque sus propias conclusiones. Espero que lo hayáis disfrutado.

Yo Isasi

‘La palabra amor en chino 愛 esta compuesta de tres partes, la parte de arriba donde parece el tejado de una casa, quiere decir que el amor equilibrado necesita una estabilidad y solidez como una casa, con un sustento emocional y material estable, que pueda perdurar.

Justo debajo del «tejado» está la palabra 心 «corazón», órgano perteneciente al elemento Fuego, donde habita el «shen» o el psiquisimo espiritual. El amor está asociado a la pasión, el pálpito, la corazonada, el sentimiento, la emoción y la espiritualidad. La monotonía es el cementerio del amor, por lo que al mismo tiempo de la estabilidad también es importante esa chispa que nos hace sentir y conmover.

En la parte inferior, como la base de esa «casa», se encuentra la palabra 友, lo que significa la «amistad», algo que nunca debe faltar en una relación de amor. La amistad dota al amor de un valor de apoyo, confianza y respeto mutuo e incondicional.

El conjunto del carácter chino 愛,nos refiere a un amor no solo pasional sino sostenible, con sentido y misión, capaz de perdurar en el tiempo, y por supuesto, la fraternidad.’ Profesor Liu Zheng de su libro ‘Medicina China Tradicional-Vivir sin enfermar’.

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