‘El arrepentimiento es una emoción compleja que se compone de un elemento emocional (como tristeza o decepción) y un componente cognitivo (reflexión sobre una decisión pasada). No es solo un sentimiento pasajero, sino una mezcla de lo que pensamos y lo que sentimos acerca de una acción que creemos que fue un error.’ ChatGPT.
Me arrepiento por algo que hice que no debería haber hecho o por algo que no hice que debería haber hecho.
Para mí es una emoción que puede llegar a ser obsesiva con pensamientos que traen el pasado al presente y que pueden tener consecuencias en el futuro. Si cedes tu poder al arrepentimiento te estancará. Yo creo que es una trampa de la mente para así no desarrollar nuestro potencial, sabotearnos, manipularnos y despreciarnos siendo la excusa perfecta para la inacción, para parar de vivir e ir con el piloto automático porque crees que has perdido por lo que crees que has hecho o no hecho. Pero si le damos la vuelta a este culebrón dramático llegaremos de nuevo a coger las riendas de nuestra vida y con responsabilidad y certeza tomaremos decisiones maduras para actuar o para retirarnos a tiempo.
Los psicólogos Shai Davidai y Tom Gilovich han investigado la psicología del arrepentimiento y han llegado a la conclusión de que lo que más nos preocupará no son los errores que cometimos, sino las acciones que no tomamos. Este artículo explora la psicología del yo ideal, su relación con nuestros arrepentimientos más feroces y cómo es posible convertir un arrepentimiento en algo positivo.
El arrepentimiento es una emoción que puede llegar a ser tan intensa e invasiva que puede durar minutos, días, años o incluso toda la vida. Estudios de imagen revelan que el arrepentimiento muestra una mayor actividad en una zona del cerebro llamada corteza orbitofrontal medial.
Lidiar con el arrepentimiento es aún más difícil si se hace amigo del remordimiento, la tristeza, la impotencia y la culpa. El arrepentimiento puede aumentar nuestro estrés, afectar negativamente la salud física y desequilibrar los sistemas hormonal e inmunitario. El arrepentimiento no solo es desagradable, sino también perjudicial. Aunque no sentirlo también podría convertirnos en psicópatas.
Percepción del Yo
Los tipos de percepción del yo se pueden clasificar en varias categorías y cada modelo ofrece una perspectiva diferente para entender la autopercepción y la identidad.
Estados del yo (Eric Berne):
- Padre: Se refiere a los comportamientos, pensamientos y sentimientos aprendidos de las figuras parentales (crítico o protector).
- Adulto: Es la parte racional que se enfoca en el presente, procesa información y actúa de forma lógica y objetiva.
- Niño: Incluye emociones, impulsos e instintos, así como la creatividad y espontaneidad.
Dominios del yo (Higgins y otros):
- Yo Real: La percepción de uno mismo tal como se es en el presente, incluyendo cualidades, defectos y habilidades.
- Yo Ideal: La representación de cómo le gustaría ser a la persona, incluyendo aspiraciones y deseos.
- Yo que Debería (o Yo Responsable): La percepción de las características que se cree que debería poseer, basadas en reglas, obligaciones y deberes.
- Yo Potencial: La percepción de lo que la persona podría llegar a ser, sus capacidades y potencial.
Ello, yo y superyó (Sigmund Freud y psicoanálisis):
- Ello: Representa los instintos y las pulsiones primitivas e inconscientes.
- Superyó: Incorpora las normas morales y éticas aprendidas de la sociedad, y contiene la conciencia y el ideal del yo.
- Yo: Actúa como el mediador entre el ello y el superyó, buscando el equilibrio y adaptando los impulsos a la realidad social.
En su artículo, Davidai y Gilovich explican que desarrollamos nuestro yo ideal a través de nuestras esperanzas, sueños y deseos sobre quiénes deseamos ser en el futuro. Pero si estas aspiraciones no se alcanzan, el sentimiento de arrepentimiento resultante puede ser duradero y, en algunos casos, incluso durar toda la vida.
El estudio mostró que, mientras que el 24 % de los participantes se arrepintió de las cosas que debería haber hecho, el 76 % se arrepintió de las que podría haber hecho, pero no hizo. Se concluye entonces que es más fácil aprender de los arrepentimientos relacionados con las acciones y, por lo tanto, se convierten en una oportunidad de crecimiento.
Esta teoría está apoyada por un estudio dirigido por el Dr. Giorgio Coricelli, del Centro de Neurociencia Cognitiva de Lyon, Francia, el equipo descubrió que nuestra experiencia de arrepentimiento es una herramienta de aprendizaje que nos impulsa a comportarnos de manera diferente y a mejorar en el futuro. Por ejemplo, si tu negocio fracasa, puedes analizar qué salió mal, reevaluar la situación y hacer las cosas de forma diferente. Este proceso mejora tu autopercepción.
Sin embargo, arrepentirse de la inacción pasada no nos impulsa a seguir adelante. Si decidiste no solicitar el ingreso a la escuela de veterinaria en tu adolescencia, podrías pasar tu vida adulta arrepintiéndote de no haber tenido una carrera como veterinario. Superar el arrepentimiento es más difícil cuando no tienes ninguna acción pasada de la que aprender. Además descubrieron que, si bien el arrepentimiento por las acciones se reduce con el tiempo, el arrepentimiento relacionado con la inacción tiende a ser más duradero e incluso puede intensificarse con el paso del tiempo.
El fracaso en vivir de acuerdo con nuestro yo ideal tiene más probabilidades de persistir en forma de arrepentimiento.
A diferencia de la ansiedad y la culpa inmediatas que surgen tras una acción indeseable, la decepción se desarrolla gradualmente cuando nuestras metas y aspiraciones no se cumplen. El arrepentimiento por no haber cursado veterinaria puede no aparecer hasta años después, cuando te encuentres estancado en un trabajo que no disfrutas. El fracaso en alcanzar tu yo ideal suele quedar sin resolver pero replantearlo puede ayudar a aliviar la carga del arrepentimiento.
Tipos de Arrepentimiento
1. Arrepentimiento por indecisión: Sensaciones negativas que aparecen cuando dejamos pasar una buena oportunidad. En este caso concreto, es falta de acción, es decir, pierdes una buena oportunidad por no haber actuado, por miedo o por otra causa. Sentirás arrepentimiento por no haber hecho lo que querías hacer y haber dejado pasar la ocasión. Dijiste “No” cuando realmente lo que querías era decir “Sí”.
2. Arrepentimiento por poder hacerlo mejor: Te sientes mal por no haber dado el 100% o por poder haberlo hecho mejor. Son típicos los pensamientos: “Podría haber sido mejor amiga”, “podría haber sido mejor esposa/marido” o “podría haber sido mejor madre/padre”. Este lamento suele aparecer cuando ya somos más mayores y vemos que se acerca nuestra muerte. Además, también hay tendencia a autovalorarse de manera negativa y compararse con una perfección que no existe. Siempre habrá algo que podríamos haber hecho mejor y por lo que nos podríamos sentir arrepentidos pero eso son pensamientos que contaminan nuestra calma.
3. Arrepentimiento moral: Un acto o no acto que va en contra de lo que está moralmente bien visto o es moralmente correcto. Nos hace sentir mal por haber dañado a otra persona, ya sea porque hemos mentido, nos hemos aprovechado de ella, la hemos estafado, etc. Conductas que van en contra de nuestra bondad como persona, relacionándose con la malicia.
4. Arrepentimiento de relación o de conexión aparece cuando te sientes mal por haber perdido o dañado la relación con un ser querido, con alguien que era importante para ti. Como es obvio a lo largo de nuestra vida iremos distanciándonos o perdiendo relación con algunas personas, hecho que a la larga nos puede comportar malos sentimientos por no haber hecho lo debido o no haber cuidado la relación lo suficiente.
¿Qué hago con el Arrepentimiento?
La clave para aprender y crecer a partir de tus arrepentimientos es no sentirte culpable por decisiones pasadas. Fácil de decir pero difícil de integrar. Por ejemplo, podrías investigar qué podrías cambiar en tu rol actual para avanzar hacia tu yo ideal.
El más difícil de los arrepentimientos sería el de la inacción ya que causa decepción a largo plazo y puedes llegar a tu lecho de muerte diciéndote: ‘Si hubiera hecho…’; ‘Si le hubiera dicho…’; ‘Si hubiera cogido ese trabajo’… Ese ‘si’ incondicional que te atrapa y te lleva a un mundo de fantasías evadiéndote de tu realidad y sintiéndote un desgraciado.
Si el miedo te ha llevado a rechazar trabajos soñados o te ha impedido enamorarte, aprende del arrepentimiento que estas decisiones te dejaron.
Aceptar que sientes arrepentimiento no significa que te guste. Simplemente significa que sabes que existe. También ayuda a identificar la emoción específica que sientes. En lugar de decirte: «Me siento mal», di: «Soy yo, sintiendo arrepentimiento». Aunque parezca simple, la diferencia semántica tiene un gran impacto emocional. Y la siguiente frase sería: Mi arrepentimiento me lleva a sentir culpa por no poder dar marcha atrás. Y la siguiente frase sería: Ahora ya no puedo reparar esa decisión y su resultado pero tengo herramientas para saber qué decisiones tomar ahora en el presente. Y otra: Este tipo de pensamientos derrotistas me paralizan y no me dejan ver con claridad por lo que corto esta cháchara mental’.
Pero ya sabemos que cuando sentimos culpa la única manera de liberarnos de ella es a través del castigo o la penitencia y entonces empezamos a hacernos daño. ¿Cómo? Saboteando nuestra vida y con esa referencia de arrepentimiento que nos ancla vamos por la vida quejándonos de que la vida es injusta. Tiramos balones fuera: Evitar una situación comprometida, eludir responsabilidades o desviar la atención de un tema.
Reevaluación Cognitiva
Estrategia de regulación emocional que consiste en cambiar la forma en que interpretamos una situación para modificar la respuesta emocional que nos produce. Implica reinterpretar un evento o pensamiento para alterar su impacto emocional, buscando alternativas más realistas o positivas que reduzcan el malestar. En cristiano, cambia tu perspectiva o busca un nuevo significado a tu arrepentimiento.
Así que sal de tu agujero negro observando y reestructurando tus pensamientos. Ver la situación desde otra u otras perspectivas puede ayudarte a reducir el arrepentimiento y a tomar decisiones futuras desde otro lugar, es decir, decisiones más maduras.
Mi manera de trabajar el Arrepentimiento
Perdonarse por las acciones tomadas o no tomadas es un paso poderoso para superar el arrepentimiento.
- Recuerda tu dolor (ponlo de frente, afróntalo).
- Empatiza contigo mismo (sé amable y compasivo contigo).
- Sé honesto y mira la debilidad o el miedo de por qué no lo hiciste o si lo hiciste.
- Siente plenamente tu dolor y localiza ese dolor.
- Comparte tu experiencia con alguien de confianza. Tienes que verbalizarlo para liberarte y quitarle importancia a esa decisión que te llevó al arrepentimiento y que llevas contigo escondido en lo más profundo de tu ser.
- Ser consciente de que no tienes que pagar por ello el resto de tu vida y cuando te perdonas de manera honesta, te sentirás ligero y aliviado. Sabrás que es así porque notarás que tu cuerpo respira de otra manera, camina de otra manera y tu cara se relaja, tu bruxismo aminora y tu entrecejo se alisa.
El arrepentimiento no debe confundirse con la decepción. Sentimos decepción cuando el resultado de una decisión no es tan bueno como esperábamos. Sentimos arrepentimiento cuando nos damos cuenta de que, si hubiéramos tomado una decisión diferente, habríamos obtenido un resultado mejor.
Pero antes del arrepentimiento puede aparecer como una sensación de movimiento de tripas, una sensación de que algo no encaja del todo aunque tu mente no pare de argumentarte lo contrario. Si nos permitirnos sentirla, tal vez pueda advertirnos antes de tomar una decisión. Una vez que hayamos aprendido a prestar atención a esta señal, podemos anticipar el arrepentimiento que sentiríamos si resultara que tomamos la decisión equivocada.
Por lo tanto, conviene buscar más información cuando tenemos dudas. Al tomar decisiones difíciles, conviene consultar con otras personas siempre que sea posible, conviene visualizar todos los escenarios posibles y si aún así dudas te aconsejo que acudas a un terapeuta pero no para que te diga lo que tienes que hacer sino que a través de la terapia veas con total claridad. En estos casos, nos sentimos automáticamente atraídos a buscar el consejo de quienes muestran mayor confianza.
Ojo con el Sesgo Cognitivo
Los expertos nos invitan a distinguir entre sensibilidad y sesgo. En psicología, el sesgo es un atajo mental que distorsiona la forma en que procesamos la información, llevando a juicios inexactos y tomando decisiones incorrectas. La sensibilidad es la capacidad de percibir y responder a estímulos, pero los sesgos pueden influir en esta respuesta, haciendo que se preste atención o se interpreten ciertos estímulos de manera errónea o exagerada, a menudo ignorando otros.
Los sesgos cognitivos a menudo son inconscientes y pueden conducir a interpretaciones ilógicas o juicios erróneos. Se basan en factores como creencias previas, cultura, emociones y el contexto. La combinación de la sensibilidad y los sesgos puede llevar a decisiones rápidas e irracionales, tanto en la vida personal como profesional.
Por lo tanto hay que ser consciente de la existencia de nuestros sesgos para así tener un pensamiento más crítico y objetivo que permite cuestionar nuestras propias percepciones. Y lo que he dicho antes, busca diferentes puntos de vista y considera información que contradiga tus creencias ya que ayuda a desarrollar una mentalidad más abierta.
Lo Bueno del Arrepentimiento
Una idea clave es que el pasado no ha terminado del todo porque los sentimientos de arrepentimiento persisten, pero esto también significa que el pasado puede revisarse y corregirse. El arrepentimiento puede actuar como una pista o señal que te guía para realizar los ajustes necesarios en tu vida.
Al enfrentar los arrepentimientos con autocompasión, puedes usarlos para mantenerte fiel a ti mismo, reparar tus relaciones y tomar decisiones diferentes en el futuro y sobre todo en tu presente.
Al reflexionar sobre tu vida, ¿qué desearías haber hecho de otra manera? ¿En qué aspectos te gustaría haber sido más audaz? ¿Qué relaciones desearías no haber dejado escapar? Al pensar en tus momentos insatisfechos o cosas que desearías cambiar, puede generar arrepentimiento. Es difícil evitar los arrepentimientos. Todos los tenemos. Pero el arrepentimiento no es del todo malo. De hecho, cuando se aborda con compasión, el arrepentimiento puede recordarnos que debemos ser fieles a nosotros mismos, reparar los errores y elegir de forma diferente la próxima vez.
‘El arrepentimiento nos hace humanos y el arrepentimiento nos hace mejores’. Daniel Pink, autor de El poder del arrepentimiento. Para el Proyecto American Regret, Pink encuestó a 4489 personas sobre diferentes ámbitos del arrepentimiento, como la salud, las relaciones y el trabajo. Posteriormente, creó la Encuesta Mundial del Arrepentimiento, donde recopiló más de 19000 historias de arrepentimiento de personas de 105 países. Sus resultados incluyen lo siguiente:
- El 82 por ciento de las personas dicen que sienten arrepentimiento al menos ocasionalmente.
- El arrepentimiento es una de nuestras emociones más comunes.
- Hay más similitudes que diferencias en nuestros arrepentimientos según la edad, la raza y género.
- El arrepentimiento nos ayuda a tomar mejores decisiones, a desempeñarnos mejor y a experimentar un significado más profundo.
‘Lo que queremos hacer es afrontar nuestros arrepentimientos. Pensar en ellos. Usarlos como pistas. Y cuando lo hacemos, es una poderosa transformación.‘
Ante la incomodidad del arrepentimiento, a menudo intentamos evitarlo o controlarlo de dos maneras:
- Evitamos los arrepentimientos o nos metimos diciendo: ‘No me arrepiento de nada’, ‘Nunca mires hacia atrás’ o ‘Piensa en positivo’.
- Nos quedamos atrapados en los arrepentimientos al darles vueltas, intelectualizarlos y culparnos a nosotros mismos.
‘Evitar el arrepentimiento puede aliviar su dolor a corto plazo, pero los arrepentimientos inevitablemente regresarán.‘Y cuando no los enfrentamos directamente, perdemos oportunidades de aprender de ellos o de nosotros mismos.
Así que crees que lo que no hiciste hubiera sido mejor que lo que si hiciste pero eso en realidad es falso y una mentira. Si hubiera dejado a mi pareja ahora estaría con alguien maravillosamente maravillo; Si hubiera cogido ese trabajo ahora tendría una casa en la playa; Si le hubiera dicho… las cosas serían diferentes.
Deja ya esa cháchara mental y céntrate en tu presente para ver qué es lo que realmente puedes cambiar ahora, en este preciso momento y si no hay nada que puedas hacer, te recomiendo que sigas los pasos que te comenté al principio.
Daniel Pink afirma que, con el tiempo, tendemos a arrepentirnos más de lo que no hicimos que de lo que sí hicimos; que el arrepentimiento por la inacción es mucho más común que el arrepentimiento por la acción. Esto coincide con la investigación sobre el arrepentimiento, que demuestra que es temporal por naturaleza. Tiene sentido. La memoria no es estática. En la vida, constantemente añadimos nueva información y experiencias a nuestra comprensión de quiénes son nuestras parejas, amistades y nosotros mismos. Por lo tanto, nuestra comprensión de las implicaciones de nuestras acciones (y de nuestras inacciones) evoluciona y es un proceso continuo.
Los momentos en los que no actuamos son como páginas perdidas y nos dejan lidiando con algo que la psicología del arrepentimiento llama pensamiento contrafáctico que se refiere a nuestra tendencia a crear alternativas posibles a eventos que ya han ocurrido. Imaginamos algo contrario a lo sucedido y habitamos un escenario ‘Si tan solo’; Ojalá me hubiera disculpado antes. Ojalá me hubiera comunicado con sinceridad o me hubiera abstenido de enviar ese mensaje. Curiosamente, esto también se correlaciona con la vergüenza y la ausencia de autocompasión, ambos rasgos que minan la empatía, la conexión y la vida con todo el corazón.
Comúnmente lamentamos las situaciones en las que no logramos ser amables, valientes y audaces. Los momentos en los que nos quedamos como espectadores en el escenario de la vida, optando por engañarnos a nosotros mismos creyendo que podíamos transmitir vulnerabilidad, solo para encontrarnos de bruces en el lodo del arrepentimiento y la suciedad de ‘si tan solo‘ años después.
Cuando nos encontramos en el momento crucial de una elección irrevocable, quizá la pregunta más esencial que podemos hacer es: ¿Nos arrepentiremos de alguna acción más tarde y, si así fuera, cómo podríamos arrepentirnos de ella?
No hay Vuelta Atrás
Freud relaciona el arrepentimiento con el sentimiento inconsciente de culpa, que se origina en el superyo (la parte que contrarresta al ello, representa los pensamientos morales y éticos recibidos de la cultura), la instancia de la conciencia moral heredera del complejo de Edipo. Para Freud, la culpa surge cuando el individuo se aleja de los ideales del superyo, provocando un «dolor psíquico» y una tensión que puede manifestarse en arrepentimiento y un deseo de reparación. Sin embargo, para que el arrepentimiento no se convierta en un ciclo de repetición, debe ir acompañado de una responsabilidad activa y un acto de reparación, más allá de la simple culpa o el perdón externo.
- Sentir culpa o pedir perdón no resuelve la culpa. Es fundamental que el individuo se enfrente a su responsabilidad y realice actos de reparación para poder superar el acto ofensivo.
- El riesgo de la repetición: Si un individuo no asume la responsabilidad por sus actos y no busca reparar el daño, puede quedar atrapado en una búsqueda constante de perdón sin modificar su conducta, lo que podría llevar a la repetición del comportamiento original.
- El arrepentimiento como impulso hacia el cambio: El arrepentimiento saludable no es solo una emoción negativa, sino un impulso que, cuando se acompaña de un reconocimiento de la responsabilidad, puede llevar a la reparación del daño y a un cambio en la conducta.
Las ideas de Freud sobre la culpa, el inconsciente y la represión ayudan a comprender cómo surgen y persisten los arrepentimientos. Por ejemplo, la culpa puede ser una forma de «dolor psíquico» por haber traicionado a otros, y el arrepentimiento puede manifestarse en sueños o en el deseo de «deshacer» actos pasados para evitar la culpa.
Freud sostenía que el inconsciente alberga deseos y experiencias reprimidas. El arrepentimiento puede estar relacionado con la culpa, que el individuo se impone a sí mismo por haber traicionado un amor o una conexión.
- El deseo de «deshacer» lo ocurrido: El arrepentimiento a menudo implica un deseo de regresar a un estado anterior, de no haber cometido un acto específico. Esta idea puede vincularse con el funcionamiento de los sueños, donde los deseos reprimidos pueden manifestarse de formas simbólicas, como se menciona en The Interpretation of Dreams.
El arrepentimiento es directamente opuesto a la satisfacción de sí mismo, y es una especie de tristeza debida a que se cree haber cometido alguna mala acción; y es muy amarga, porque su causa está en nosotros’. René Descartes, Tratado de las Pasiones del Alma (1649).
No sé por qué lo hice. Esa persona no era yo. El universo está en contra mía.
Freud describe la neurosis de destino como la repetición inconsciente de patrones de fracaso en la vida de una persona, como si estuviera marcada por un destino implacable. Y no, no se debe a que el universo está contra ti, sino que eres tú de manera inconsciente que te autosaboteas y te pones en situaciones que te llevan a resultados desgraciados y dramáticos una y otra vez. A nivel consciente lo vives como si te hubieran echado mal de ojo, hecho vudú o que el universo no se acuerda de tí pero en realidad es una manifestación de tu propio inconsciente. Freud postula que eres responsable de tu destino al ser tú quien, inconscientemente, lo prepara y lo repite.
Este patrón de repetición se relaciona con la idea freudiana de la pulsión de muerte, una fuerza que busca el retorno a un estado inorgánico.
Entonces el objetivo es hacer consciente lo inconsciente para romper estos ciclos.
El «destino» no es una fuerza externa, sino la realización de un deseo inconsciente capturado en la repetición. Freud.
Mi trabajo es ayudarte a descifrar este ‘destino’ inconsciente, haciendo consciente lo que antes estaba reprimido para así romper los ciclos de repetición y ofrecerte la posibilidad de responder a esa situación de otra manera, es decir, de manera responsable, madura, presente, nueva y coherente.