Sadia Khan, psicoterapeuta y experta en relaciones, nos presenta las tres A’s, es decir, las tres reglas necesarias que las mujeres necesitamos para enamorarnos de verdad, de manera auténtica y sin autoengañarnos (que en eso algunas somos unas expertas). Y son: Atracción, Admiración y Adoración. Además tienen que estar las tres ya que si alguna falta o falla sabremos que la relación se romperá. Hay que encontrar el equilibrio entre las tres.
Atracción
Lo primero es que las mujeres deben sentirse verdaderamente atraídas por su hombre para que la relación se convierta en amor en algún momento.
Primero tiene que haber atracción física porque ya sabemos que, con el tiempo y por la familiaridad, se desvanecerá. Así que si no la tenemos desde el principio es muy difícil comenzar una relación romántica y es por eso que podemos llegar a tener amigos hombres ya que si no nos sentimos verdaderamente atraídas no solemos comenzar una relación.
Y tienes que estar muy desesperada para empezar una relación romántica con un hombre que no te atrae aunque otras veces te autoconvences de que ya con el tiempo aparecerá la atracción porque ves que es muy buena persona, es un buen hombre, trabajador o todos los atributos que quieras poner para convencerte y venderte a ti misma la moto, pero tenemos que recordar que la primera regla en aparecer es la atracción y si ya no está no creo que aparezca por arte de magia después.
Según el diccionario, la atracción es un tipo de fuerza que nos hace desear a alguien o que nos hace sentir la suficiente curiosidad hacia una persona como para acercarnos a ella, hablarle, conocerla mejor o quererla.
Y según la sexóloga Esther Perel, la atracción es parte de una interacción y ambas palabras tienen la misma raíz etimológica. Y según el diccionario, la interacción es la acción que se ejerce recíprocamente entre dos o más objetos, personas, agentes, fuerzas, funciones, etc. Y sinónimos de interacción son conexión, correspondencia, vínculo, lazo, correlación, concordancia, comunicación, familiaridad, amistad, parentesco.
Lo comento para que ninguna mujer se quede solo con la parte física de atracción, que sabemos que es imprescindible, nos guste o no. Si no la hay no podremos crear una relación de pareja.
Admiración
Una mujer para enamorarse de verdad, después de la atracción debe admirar a su hombre. Él tiene un buen trabajo, una buena red de amigos y mucho autocontrol, es decir, controla bien su dinero, su cuerpo y su comportamiento sexual. En definitiva, no es un desastre. Lo admiras de verdad. Pero si a tu pareja le dices que es un desastre ya te digo yo que la cosa empieza a fallar y a decaer porque sentirás que le estás haciendo de mamá ¿te suena? Recogiendo los calcetines que va dejando por el suelo. Y es justo en ese momento cuando entonces la atracción desaparece. Ya no te pone, querida.
Adoración
Y una vez que te sientes atraída y lo admiras, necesitas de su adoración. Él necesita saber que te atrae y que lo admiras y tú necesitas de su adoración. Él necesita demostrártelo, adorarte, tranquilizarte, ¿verdad? Y eso te hace sentir segura, acogida y deseada en todos los sentidos. No estamos hablando aquí de fanatismo o idolatría y que te vaya besando los pies mientras caminas sino de devoción, entusiasmo, admiración, amor, afecto, cariño, fervor, pasión, ¿lo pillas? Sé que sabes de lo que hablo y esta regla si está la pareja es indestructible.
Imprescindibles las 3 As. Si una falla, todo falla
Si. Tienen que cumplirse las tres para que vuestra relación no se rompa, perdure, crezca y se haga sólida. Pero si falta alguna de ellas, como que él te adore pero no te atraiga, la relación se romperá porque esa adoración se percibirá como necesidad. Digamos, por ejemplo, que tú te sientes realmente atraída por él y te tranquiliza mucho, pero no lo admiras, es decir, no tiene trabajo, no logra sus objetivos, no tiene propósito, no tiene interés, no tiene ikigai… Y aunque lo ames en algún momento necesitarás a alguien a quien admirar, sobre todo cuando tengáis hijos. Como comenté antes si se pierde la admiración, por efecto rebote perderemos la atracción. Así que, es imprescindible que estén las tres. Y sé que ahora al leer esto muchas de vosotras os estáis dando cuenta de que es así.
Y también creo que muchas veces nos obsesionamos y priorizamos tanto la atracción que nos ciega: Necesitamos un hombre alto, moreno, con tableta de chocolate, atlético y sobre todo con pelo. La apariencia física se sobrevalora mucho más que las otras dos y de verdad, insisto, son imprescindibles las tres. Si una falla, la relación fallará.
Si sientes mucha atracción física, lo admiras mucho pero él no te muestra adoración, esto se convertirá en una relación en la que estarás mendigando abrazos y besos y él no te los dará. Le rogarás que te haga cumplidos y él no te los dará. Te quedarás estancada porque piensas: Es un buen hombre. Tiene un trabajo estupendo. Es tan bueno en su trabajo. Todos sus amigos lo adoran. Y los niños también lo adoran… Pero querida, a ti no te hace ni caso.
Lo admiras y te atrae muchísimo pero él no te adora. Así que empiezas a sufrir en silencio y él comienza a rechazarte sexualmente. Alerta roja, amiga. Ya no te dice que eres bellísima o que ese vestido te sienta genial o que le ha encantado tu manera de resolver el problema con tu jefe. Nada, nada de nada. Te sientes invisible pero al mismo tiempo estás atrapada porque, en teoría, él es un buen hombre. Y otras veces, todo lo contrario, un buen hombre que recibes de él muchísima adoración por su parte, mucha seguridad que hasta empieza a darte repelús. Te ama, te adora pero simplemente no te atrae ni lo más mínimo y te esfuerzas a que así sea pero simplemente es imposible si no hay atracción. Recordemos: Atracción, admiración y adoración. Si no tenemos estos tres ingredientes será un final rápido porque simplemente no te dará el amor que necesitas o será un final lento porque no te sientes realmente atraída. Pero de cualquier manera, se desmoronará. Lamentablemente, en algún momento, te darás cuenta de que la relación no funciona del todo. Y no significa que eres exigente o que pides demasiado sino simplemente que, cuando prestas atención, descubres que falta una o dos de las tres. Así que intenta trabajar en ello. Quizás falte la adoración. Trabaja en ello. Quizás falte la atracción. No tiene nada de malo decirle a tu pareja: Cariño, me encantaría que empezáramos a hacer ejercicio juntos. No tiene nada de malo pero si pasamos por alto esas cosas y luego ignoramos la resolución, lamentablemente nuestra relación se verá afectada y ya no habrá marcha atrás.
Así de simple y así de realista.