Los Mandamientos según Freud, Jung y Buda

Los Mandamientos según Freud, Jung y Buda. Inconsciente, Sombra e Iluminación

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Incluso un Dios amoroso tiene límites. Los Diez Mandamientos, seas creyente o no, son principios donde nos recuerdan los verdaderos valores para poder convivir y que no predomine el caos. Dios poniéndonos límites para vivir en armonía.

El comportamiento verbal es un término que acuñó B.F Skinner para describir cómo el lenguaje influye en la acción humana. Nos recuerda que las palabras pueden moldear nuestro comportamiento e incluso en ausencia de experiencia directa. Definió el término regla como un estímulo que especifica la contingencia. Es una forma en que el lenguaje nos ayuda a actuar eficazmente en situaciones que no hemos experimentado directamente. La vida humana se guía por estas señales verbales, como palabras, instrucciones y normas, que influyen en el comportamiento a lo largo del tiempo y el espacio.

Los Diez Mandamientos según Freud, Jung y Buda

Los Diez Mandamientos funcionan como un conjunto duradero de reglas verbales para organizar la vida en una sociedad cooperativa. Especifican comportamientos y límites para reforzar patrones prosociales, como la honestidad, la fidelidad, la justicia y el respeto.

En una cultura ruidosa y extremista, impulsada por las comparaciones, cegada y obsesionada por el materialismo, inundada de distracciones digitales y aplicaciones adictivas, estos antiguos, pero no obsoletos, límites pueden ofrecer claridad, orientación y unión ya que cada vez vivimos en un mundo donde los valores se esfuman entre algoritmos.

Vamos a ver cómo podríamos interpretar los Diez Mandamientos a través de las lentes de Freud, Jung y de Buda dejando de lado la parte católica apostólica.

La Psicología los vería como principios de salud mental y convivencia; Freud como expresiones simbólicas del inconsciente, del súper yo y de la dinámica entre ello (parte instintiva, impulsiva que busca placer inmediato, es ‘lo quiero ya’), el yo (parte racional y mediadora que intenta satisfacer los deseos del ello pero teniendo en cuenta la realidad y las normas, es ‘veamos como lo consigo sin problemas‘) y el superyó (voz interior que representa las normas, la moral, lo que deberías hacer que surge de la educación, la cultura y la conciencia moral, es ‘esto no se debe hacer’); Jung los interpretaría como guías simbólicas para integrar la Sombra (todo lo que negamos, reprimimos o no queremos aceptar, pero que sigue influyendo en nuestra vida) y avanzar hacia el Sí-mismo (núcleo de la psique: la totalidad que integra consciente e inconsciente y representa lo que realmente somos en esencia) y encontrar el equilibrio entre el consciente y el inconsciente y entre la libertad individual y la cohesión social; y Buda los vería como recordatorios para liberarte del sufrimiento, a través del desapego y la compasión.

En definitiva, no son reglas para complacer a un juez externo, sino recordatorios arquetípicos para que el individuo camine hacia la integridad y evite quedar atrapado en fuerzas inconscientes destructivas.

1. No tendrás dioses ajenos delante de mí o amarás a Dios sobre todas las cosas

Concéntrate, pon el foco en tu presencia para anclar tu vida en valores auténticos y loables y no en la búsqueda incesante de estatus, materialismo o distracciones. Aquí podríamos ampliarlo al momento actual: Evita quedarte absorto por estos dioses digitales como las redes sociales, las plataformas adictivas y valora la presencia de la gente que te rodea.
Para Freud, la figura de Dios sería como una proyección de la figura paterna primitiva. Por lo tanto, la lectura podría ser evitar la disociación del ideal del yo hacia otras figuras protectoras o de autoridad. Has establecido la primacía del Padre. No se tolera la dispersión de afectos. Esto impide que el niño (la humanidad) busque otras figuras de autoridad que rivalicen con el progenitor primordial. Esto lo podríamos llevar también a la política donde adoramos a una persona y ponemos todo el peso y la responsabilidad en esa figura y nos vendemos creyendo que arreglará todos nuestros males.

Jung lo vería como una advertencia contra la fragmentación psíquica. Un solo Dios simboliza el Sí-mismo, el centro integrador de la personalidad. Adorar otros dioses sería entregarse a fragmentos del inconsciente (complejos, obsesiones, ideologías) que usurpan tu centro.

En resumen siguiendo la psicología, Freud, Jung y Buda: 

  • Mantén un sistema de valores propio y coherente.
  • Cuidado con sustituir a la figura paterna por otras autoridades idealizadas. Otra opción: Cuidado con sustituirte por otros que consideras mejores que tú.
  • Encuentra tu arquetipo central; no te pierdas en máscaras ajenas.
  • Busca la verdad en tu interior, no en apegos externos.

2. No te harás imagen

Aquí se reprime el impulso de materializar lo sagrado, esa necesidad infantil de tener objetos transicionales (objetos que brindan consuelo a los niños cuando se separaban de su cuidador principal, como el osito de peluche, la manta) y se canaliza hacia una adoración más abstracta. La prohibición protege al superyó de ‘competencias simbólicas’.
Prohíbe el objeto transicional que sustituiría la figura paterna. Sin ositos, sin ídolos; la dependencia se mantiene hacia el invisible pero omnipotente Padre. Así que para Jung el no te harás imagen ni semejanza, previene la proyección: el peligro de confundir la imagen con la realidad interior. Un ídolo es una proyección congelada de un contenido inconsciente que debería seguir vivo y dinámico.

  • Evita idealizar a personas o situaciones; la idealización es la antesala de la decepción.
  • No quedes atrapado en proyecciones infantiles de figuras de poder.
  • No adores proyecciones; descubre lo que representan en ti.
  • No te aferres a formas; todo es impermanente.

3. No tomarás el nombre de Dios en vano

Sé consciente del lenguaje, sé coherente con tus palabras ya que moldean tu experiencia. Se trata de hablar con integridad y respeto. Freud vería aquí un mecanismo de defensa contra el acto de desacreditar la autoridad, lo que podría generar culpa inconsciente. Aquí el castigo es la culpa inconsciente, tu arma más eficaz.

No se trata solo de blasfemia verbal, sino de no trivializar los símbolos sagrados. Para Jung, los símbolos tienen poder transformador y banalizarlos desconecta al individuo de lo misterioso o mágico.

  • Usa las palabras con cuidado: el lenguaje moldea tu mente y tus relaciones.
  • Las palabras son actos psíquicos; expresan o reprimen pulsiones.
  • Honra el poder simbólico de las palabras, son llaves del inconsciente colectivo.
  • Practica el habla correcta: que tus palabras no dañen.

4. Santificarás las fiestas

Día de reposo. Descansa. La recuperación es esencial. Tomar una pausa consciente es un acto autoregulación. El insomnio ha tomado mucho protagonismo en nuestras vidas y es importante recordar que la mente también necesita descanso.
La instauración de un ritmo de trabajo y descanso es una regulación del principio del placer (descanso) y del principio de realidad (trabajo). Es la internalización de una rutina que ordena las pulsiones. Es, en otras palabras, una higiene mental de masas.

Para Jung representaría el reconocimiento del ritmo psíquico: momentos de acción y momentos de recogimiento. El descanso es el espacio para el diálogo interior y la renovación de energía vital.

  • Respeta tus tiempos de descanso y ocio; la recuperación es parte de la productividad.
  • El descanso permite que el inconsciente procese conflictos reprimidos.
  • Celebra los ciclos; el alma se nutre de rituales significativos.
  • Cultiva el tiempo presente con atención plena.

5. Honra a tu padre y a tu madre

Respeto intergeneracional. Incluso en familias que no están compuestas por un padre y una madre, hijos y el perro. Respeta el hogar, tu hogar, y siéntete en casa. La necesidad de pertenencia es muy importante. 

Para Freud es la base del complejo de Edipo resuelto: aceptar la autoridad y reconciliar la ambivalencia hacia las figuras parentales. Reconocerles honra significa integrar el superyó sin quedar fijado en la rebeldía infantil. El odio se reprime; la culpa se sublima.

Jung vería aquí el respeto a las raíces psíquicas: la función paterna (ley, estructura) y la función materna (nutrición, pertenencia). Honrarlas es reconciliarse con los arquetipos que nos formaron.

  • Reconoce tu historia y tu origen, aunque no sea perfecta, para integrar tu identidad.
  • Reconocer la influencia parental es aceptar la estructura de tu propio Superyó.
  • Integra tu linaje: lo luminoso y lo oscuro forman parte de ti.
  • Sé agradecido con quienes te dieron la vida pero no te aferres a su aprobación.

6. No matarás

Es el límite prosocial más importante. No causes daños irreversibles ni a ti ni a los demás. Esto protege la confianza, la seguridad y tu integridad.

Para Freud aquí se contiene la pulsión de muerte (Thanatos) hacia los rivales (incluido el padre en la etapa edípica). Es la represión de la agresión primaria canalizándola hacia conductas aceptadas socialmente. Se reprime el impulso arcaico de eliminar al rival. El homicidio del Padre primordial queda simbólicamente prohibido.

Y para Jung, más allá de lo literal, significa no destruir el potencial psíquico propio o ajeno. Matar es interrumpir el proceso de individuación de otro o de uno mismo.

  • Regula tu agresividad; destruye problemas, no personas.
  • Canaliza la pulsión de muerte hacia la creación, no la destrucción.
  • No destruyas al ‘otro’ interno; dialoga con tus opuestos.
  • Respeta toda forma de vida, pues todas buscan evitar el sufrimiento.

7. No cometerás adulterio, actos impuros

Cumple con tus compromisos, especialmente en las relaciones íntimas. La traición corroe la confianza y fractura los valores relacionales. La lealtad es un virtud esencial para el ser humano.

Limitación del Eros: las pulsiones sexuales se someten al contrato social. Con ello, la estructura familiar —tu invento más estable— se preserva.

Jung podría leerlo como fidelidad a los vínculos internos y externos. El adulterio psíquico es traicionar la unión de opuestos que uno ha logrado, cediendo al caos de deseos no integrados.

  • El deseo es inevitable pero la represión y la transgresión tienen un costo psíquico.
  • Reconoce y honra la unión de opuestos en tu psique (ánima/animus, es decir, ánima es la parte femenina inconsciente en el hombre y animus es la parte masculina inconsciente en la mujer). Representan cómo integramos las cualidades del otro sexo dentro de nosotros.
  • Sé consciente de tus deseos; que no esclavicen tu mente ni hieran a otros.

7. No robarás

Respeta lo que se gana. El robo perturba. Y no sólo es robo material sino emocional y espiritual. La cooperación y la equidad son dos pilares de la cohesión social.
Para Freud es la regulación de las pulsiones sexuales (Eros) que buscan satisfacer el deseo más allá del contrato social. El superyó protege así la estructura familiar como núcleo del orden social. Es la inhibición del impulso oral y anal de apropiarse de lo ajeno. Freud lo vería como una renuncia a deseos infantiles de omnipotencia y satisfacción inmediata. Se reprime la fantasía infantil de omnipotencia: ‘todo es mío’ deja paso al respeto por la propiedad.

Para Jung es el respeto a los límites de la psique ajena. Robar no solo es tomar bienes sino apropiarse de ideas, energía o identidad que no nos pertenecen, debilitando nuestro propio desarrollo.

  • Respeta el esfuerzo ajeno; la confianza es un bien psicológico frágil.
  • Resiste la tentación de tomar lo que el Ello quiere sin pasar por el juicio del Yo.
  • No tomes símbolos o historias sin hacerlas propias a través de la experiencia.
  • Vive con recto sustento; toma solo lo que te corresponde.


8. No darás falso testimonio contra tu prójimo. Ni mentirás

La honestidad sustenta el ecosistema socioverbal. El engaño rompe la confianza y el significado compartido y nos aleja de todo y de todos.
Para Freud es la represión del impulso de manipular la realidad a conveniencia (mecanismo de defensa primitivo). El superyó busca mantener la coherencia entre mundo interno y externo. Lucha contra el mecanismo primitivo de distorsionar la realidad a conveniencia. Aquí, la moral exige coherencia entre mundo interno y externo.

Para Jung, mentir es distorsionar la verdad interna. Es negar la realidad del inconsciente y crear una máscara (persona) que se convierte en prisión.

  • Sé honesto, pero con compasión; la mentira deteriora el vínculo social.
  • Mentir alimenta la neurosis: el inconsciente siempre guarda el registro.
  • La verdad interior es base para tu autenticidad.
  • Practica la verdad sin crueldad; la mentira envenena la mente.


9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros

No se refiere sólo a deseos sexuales. Se refiere a que no dejes que tu ego domine a tu mente con obsesión.

Freud lo vería como un intento de reprimir los deseos sexuales e instintivos del Ello. La prohibición genera conflicto interno: cuanto más se reprime, más fuerza pueden tener esos pensamientos o deseos reprimidos. La culpa moral surge del Superyó.

Jung lo interpretaría como una invitación a integrar la Sombra, es decir, reconocer y comprender esos pensamientos y deseos impuros en lugar de negarlos. La psique sana se construye al aceptar todas sus partes, no al reprimirlas.

Y Buda lo tomaría como una guía ética para la mente y la acción: los pensamientos y deseos dañinos generan sufrimiento si se alimentan. No se trata de represión, sino de observación consciente y desapego evitando que nos controlen y nos conduzcan al sufrimiento.

  • Reprimir los deseos evita conflictos con la moral interna.
  • Reconocer la sombra evita que lo reprimido nos controle.
  • Observar y desapegarse de los deseos impide el sufrimiento.

10. No codiciarás 

No dejes que la envidia impulse tu comportamiento. Perseguir lo que no se tiene en lugar de comprometerse con los valores elegidos es una mala elección. Querer lo que tiene el otro nos lleva a la avaricia, a la distancia y al egocentrismo.
Para Freud es control del deseo inconsciente hacia los bienes o parejas de otros, que remite al deseo incestuoso reprimido del complejo de Edipo. El superyó prohíbe que el ello proyecte su fantasía en objetos prohibidos.
El deseo incestuoso, disfrazado en forma de bienes y parejas ajenas, queda reprimido. Este último mandamiento es, en esencia, un candado sobre el inconsciente.

Para Jung es reconocer que la insatisfacción crónica proviene de proyecciones no resueltas. Codiciar es querer llenar un vacío interior con algo externo, en vez de integrarlo a través del trabajo psíquico.

  • Practica la gratitud; la comparación constante genera insatisfacción crónica.
  • La envidia es una forma de fijación infantil; madurar es tolerar no poseerlo todo.
  • Acepta que la plenitud viene de dentro, no de lo que proyectas en otros.
  • El deseo es la raíz del sufrimiento; la libertad nace del desapego.

En un mundo lleno de promesas rotas, caos algorítmico y ruido mental interminable, tal vez estas antiguas reglas verbales merezcan otra mirada… no con reverencia ciega, sino con curiosidad conductual para volver a la coherencia.

En un Café con Freud, Jung y Buda

En una cafetería atemporal. Café para Freud, té para Jung y un cuenco de agua para Buda.

Freud: (Ajustando sus gafas)
—Bien, el primer mandamiento: No tendrás dioses ajenos. En realidad, es una advertencia contra sustituir la figura paterna por otras proyecciones infantiles. El padre es el padre, no lo cambies por ídolos de cartón.

Jung: (Sonríe)
—O podrías decir: busca tu arquetipo central, tu Sí-mismo. Los dioses ajenos son solo disfraces de tu propia psique.

Buda: (Sereno)
—O simplemente, no te aferres a nada externo. Todo es impermanente. Si te enganchas a un dios ajeno, sufrirás cuando se desvanezca.

Freud:
—Segundo: No te harás imagen. Las imágenes son proyecciones de deseos reprimidos. No te enamores de tus fantasías.

Jung:
—Exacto, porque las proyecciones son espejos. Si ves un dios perfecto en otro, es tu Sombra pidiéndote diálogo.

Buda:
—Y si te obsesionas con una forma, olvidas que todo cambia. Incluso la estatua más sagrada se desgasta.

Freud:
—Tercero: No tomarás el nombre en vano. Las palabras no son inocentes; cada insulto o juramento libera pulsiones reprimidas.

Jung:
—Y el nombre tiene poder simbólico. Usarlo mal rompe el vínculo con lo sagrado.

Buda:
—Habla solo si tus palabras son verdaderas, necesarias y amables. Lo demás es ruido mental.

Freud:
—Cuarto: Santifica las fiestas. Es el descanso del Yo, necesario para procesar conflictos inconscientes.

Jung:
—Es un ritual colectivo. El alma se nutre de símbolos compartidos.

Buda:
—Es atención plena. Come tu pastel como si fuera el último pastel del universo.

Freud:
—Quinto: Honra a tu padre y a tu madre. Sin aceptar su influencia, tu Superyó queda cojo.

Jung:
—Integra su luz y su sombra; son las raíces de tu árbol interior.

Buda:
—Agradece su papel en tu vida pero no cargues con sus apegos.

Freud:
—Sexto: No matarás. Canaliza la pulsión de muerte hacia el arte o el trabajo.

Jung:
—No destruyas a tu opuesto interno; intégralo.

Buda:
—La violencia nunca acaba con la violencia. Respeta toda vida.

Freud:
—Séptimo: No cometerás adulterio. El deseo es inevitable, pero la transgresión desata culpas y neurosis.

Jung:
—La fidelidad también es hacia uno mismo. Respeta el pacto de tus opuestos internos.

Buda:
—No uses el deseo para dañar; domínalo antes de que te domine.

Freud:
—Octavo: No robarás. El Ello siempre quiere más, pero el Yo debe decir espera.

Jung:
—No tomes símbolos ajenos sin hacerlos tuyos.

Buda:
—Vive con lo necesario; lo demás es peso para tu mente.

Freud:
—Noveno: No darás falso testimonio. La mentira es un pacto con la neurosis.

Jung:
—Si te mientes, te desconectas del Sí-mismo.

Buda:
—La verdad libera; la falsedad ata.

Freud:
—Décimo: No codiciarás. La envidia es fijación infantil.

Jung:
—Lo que envidias es un aspecto tuyo sin desarrollar.

Buda:
—El deseo es la raíz del sufrimiento; suelta y serás libre.

En silencio, los tres beben. Freud mira el reloj, Jung mira las nubes, Buda sonríe al vacío. Afuera, la vida sigue; adentro, los mandamientos ya no son piedra, sino espejos, llaves y caminos.


Y mi curiosidad me ha llevado a encontrar estos mandamientos que los hubiera creado Freud.

1. Reconoce el poder de tu mente subconsciente y el impacto que tiene en tus pensamientos, sentimientos y acciones.

2. No reprimas tus instintos ni deseos naturales, sino aprende a controlarlos y dirigirlos de manera sana y productiva.

3. Reconocer la influencia de las experiencias de la primera infancia en tu desarrollo, comportamiento y cómo afecta a las decisiones que has tomado y tomas en tu vida.

4. Respetar la autonomía y la capacidad de acción de los demás, reconociendo que cada uno tiene sus propios deseos, necesidades y motivaciones.

5. No proyectes tus propios miedos, ansiedades o inseguridades en los demás, sino asume la responsabilidad de tus propias experiencias emocionales.

6. Procura comprender los motivos psicológicos subyacentes detrás de tu propio comportamiento y el comportamiento de los demás.

7. No permitas que las normas sociales o culturales te impidan abrazar tu sexualidad.

8. Practica la autorreflexión y la introspección para comprender mejor tus pensamientos y motivaciones inconscientes.

9.No utilices la religión ni la espiritualidad como medio para evitar o reprimir tus problemas psicológicos.

10. Esforzarse por el crecimiento y desarrollo personal, reconociendo que la salud psicológica y el bienestar requieren esfuerzo continuo y autoconciencia.

Yo Isasi

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