Las 3 L's para Atraparlo

Las 3 L’s para Atraparlo

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¿Y para los hombres? Qué necesitas para saber que es ella, que es la única, la elegida. Pues de nuevo, Sadia Khan, psicoterapeuta y experta en relaciones, nos presenta las tres L’s imprescindibles para que vosotros, los hombres, os enamoréis de verdad y son: Lujuria, Labor (Dedicación-Laboriosidad) y Lealtad. 

Y hay que encontrar el equilibrio entre estas tres reglas o ingredientes para poder crear una conexión profunda y duradera. Pero si alguno de ellos no está presente la cosa no irá tan bien. Vamos a verlo con detalle.

Lujuria

Los hombres al principio necesitan algo de lujuria. Sé que suena muy superficial pero si no se sienten atraídos sexualmente por ti, no importa lo maravillosa que seas ya que no habrá nada que hacer, bueno, tal vez un polvo rápido y luego mucho ghosting.

Y lujuria no significa que sólo le des sexo sino que tenéis conexión y sinergia sexual, esa que sin palabras ya sabéis lo que necesitáis para daros placer. Así que si tu hombre, no tiene interés sexual hacia a ti, olvídate, de verdad. Mira la lujuria como esa necesidad de sentir que le atraes sexual y sensualmente. Si después de hacer el amor contigo se queda dormido en tu regazo, eso también es lujuria y significa que vamos por buen camino.

Pero si no hay lujuria, no habrá relación de pareja, es imposible y solo os podréis etiquetar como amigos, compañeros de piso o colegas pero nada más profundo.

Labor, Dedicación, Laboriosidad

Los hombres necesitan invertir en su pareja. Si, parece una transacción pero es más profundo que eso, de verdad. Me refiero a que necesitan invertir en su pareja, tanto emocional como financieramente. Algunos hombres pensarán: Noo ella tiene un buen sueldo. No me necesita y, además, emocionalmente es fuerte». Y las mujeres pensaréis: Yo no necesito a ningún hombre que me mantenga. Y yo os digo, mentira cochina. Porque tú como hombre necesitas sentir que te necesita a su lado como protector, que le invites a cenar, que le abras la puerta del coche… ¿pilláis el concepto? Esto no es machismo.

Para el hombre, que no es muy de palabras, el dinero simboliza amor, dedicación y gratitud. Simplemente y naturalmente está en su ADN y si no lo expresan algo empezará a fallar. Así que en el momento en que invierte en una mujer, es más probable que la relación prospere. Si a él no le sale invitarte a pasar un fin de semana juntos o arreglarte algo de casa, te puedo asegurar que no le importas emocionalmente, no está enamorado. Pero si invierte en ti tanto emocional como financieramente, es muy probable que quiera que la relación funcione y que sea seria. Y puedo parecer muy tradicional pero sospecha si en la primera cita no te invita al café.

Pero ojo que si invierte en ti pero luego no hay lujuria es como si te hiciera de papá y eso hará que la lealtad, nuestra siguiente regla de oro, desparezca creando infidelidad. Y eso les puede llevar a invertir en prostitutas pero no como en Pretty Woman. Tema delicado que voy a intentar explicar: El dinero que pagan a las prostitutas simboliza esa necesidad de invertir en la mujer cuando le produce lujuria. Es inconsciente y muy ancestral. Sé que muchas no estaréis de acuerdo pero cuántas veces has tenido una relación sexual pletórica y él te lo ha recompensado con una cena, un ramo de flores, unos bombones… No juzgues el dinero y verás que tiene sentido.

Lealtad

Si no son leales, si no hay lealtad en la relación significa que no están realmente enamorados. Necesitan estos tres ingredientes para estar verdaderamente enamorados.

Si te dice ‘estoy enamorado de ti, pero no te puedo ser leal’, en realidad es que le falta algo en la relación. Y también ellos necesitan sentir lealtad de tu parte. Necesitan ser correspondidos. Si no le eres leal y aun así te ama, es que está atrapado en la etapa de la lujuria. Necesitan lealtad recíproca para que la relación sea realmente sana.

En sesión he tenido hombres que conocen a una mujer maravillosa, que han invertido mucho en ella, que son muy leales de manera recíproca pero recurren a la pornografía porque ya no sienten atracción. Y esto ya es una señal clara de que la relación está fallando. Por eso necesitan, ante todo, un poco de lujuria, antes de que esas otras cualidades se puedan valorar en una mujer.

Muchos hombres os creéis que sois infieles por naturaleza y eso, por mi experiencia es falso. Lo que ocurre es que no has encontrado una mujer que te haga sentir que la deseas y te dé buen sexo (lujuria), que te haya permitido y dejado invertir en ella y, sobretodo, que te hayas sentido que para ella eres el único, es decir, que te valore y te admire.

Vuestra motivación para ser leales disminuye a medida que la intimidad sexual (lujuria) se desvanece en vuestra relación.

Para mi, la lealtad tiene que incluir respeto. Sí. Tanto tú como ella estáis buscando el respeto. Es decir, que ambos creáis y respetéis vuestros objetivos y propósitos. 

Y ojo, queridas, que si eliges a un hombre que no puede controlarse en el trabajo, en la comida, en el sexo fuera de la relación o en lo que sea, pasarás el resto de tu vida intentando controlarlo y eso sacará lo peor de ti. Te convertirás en la madre de un niño que nunca quisiste tener. Y cuando sufras no estará ahí para tranquilizarte porque la lealtad/respeto no existe. Porque debería tener el coraje de decirte: Cariño, echo de menos nuestra intimidad.

Pero puede que esta frase nunca la oigas porque has sido muy permisiva, es decir, has dejado que te falte el respeto como malos comentarios, con llegar tarde a casa, con gastar más de la cuenta, con salir demasiado de copas con sus amigos y ese supuesto amor incondicional que crees que estás dando ha hecho que tu pareja se haya convertido en un adolescente consentido donde no sabe lo que significa la lealtad, la laboriosidad/dedicación ni la auténtica lujuria sensual.

Aquí hay dos opciones: Una, mandarlo al carajo. Dos, que sepa por tus acciones que no toleras esta falta de respeto y que no pasas ni una. Es decir, límites sanos. Esto no va de amenazar sino de recuperar el respeto hacia ti misma y de que este hombre vuelva a desearte, a adorarte, a dedicarse por ti y a respetarte.

El amor no es incondicional, no creo que deba serlo. Definitivamente necesitas condiciones para tu amor. De lo contrario, atraerás a personas que abusen de tu bondad. Sadia Khan.

Actualmente el rol de un hombre, si pensamos históricamente, es menos claro que el rol de un hombre de hace 50 o 100 años. Para entender la masculinidad, tienes que entender el espectro más amplio de las relaciones. Entonces, las relaciones solían ser sobre deber y obligación, lealtad y comunidad. Y la felicidad no vino de lo que haces por ti mismo, sino la felicidad vino de haber cumplido tu rol y tu misión y tu obligación hacia las personas a las que te debes, tu familia principalmente. Ese modelo sigue siendo el modelo predominante en la mayor parte del mundo. Cambiamos ese modelo del deber y la obligación a la opción y la elección. Esther Perel.

La gente está experimentando lo que he llamado pérdida ambigua que es cuando estoy realmente con alguien pero no siento la cercanía, la intimidad, la conexión de estar realmente con esa persona. No sé si estás aquí o no. La pérdida ambigua es en realidad un término que fue desarrollado por Pauline Boss, una psicóloga que habló de ello cuando tienes a una persona con Alzheimer o demencia y en realidad está físicamente frente a ti pero emocionalmente o psicológicamente se ha ido. O personas que han desaparecido o en caso de aborto donde las personas ya no están físicamente allí pero están emocionalmente muy presentes dentro de ti. En ambos casos, no sabes, ¿están aquí o no están? Esto mismo lo aplicamos a nuestro momento actual con mirar el teléfono. Tengo la cara inmóvil y apenas te respondo a algo que dijiste que puede ser bastante importante. No estás presente. Estoy contigo pero no estoy experimentando ninguna de las cosas que uno experimenta por la cercanía de estar contigo. Físicamente ahí pero psicológicamente en otro lugar. Porque no es sólo que no estés aquí, es que estás en otro mundo. Te has ido a algún lugar. Puede que estés hablando con… quién sabe. Esther Perel.

Yo Isasi

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